Hace pocos días comentaba en mi programa radial acerca de la muerte de un excelente Músico (así, con mayúsculas) que fue vocalista de la agrupación de rock venezolana de los años 60, "Los Memphis”. Estoy refiriéndome a Charlie Spiteri…
Pues bien, este 24 de abril debo reseñar la muerte de otro amigo, Yanis Chimaras. Actor (así, con mayúsculas también), hombre dedicado a la televisión, que murió a consecuencia de la violencia que se ha desatado en nuestro país, en los últimos años, y que ya prácticamente ha desbordado toda capacidad de asombro. Fue asesinado de varias puñaladas frente a su propia hija, al tratar de impedir un acto de violencia contra una familia amiga.
Lo recuerdo cuando, por el año 1973, nos propusieron la realización de una obra de teatro con alto contenido social, que se realizaría en la ciudad de Cumaná. Como tantos otros proyectos fue abandonado, aun casi antes de ser planteado. Era “nuestra” visión cósmica de Jesucristo Superestrella… Era la versión tropical, allá en las playas de Sucre (en el oriente del país) de la obra de Tim Rice y Andrew Lloyd Weber.
Pasaron los años y nos encontrábamos esporádicamente, como cuando fuimos llamados por el cineasta Román Chalbaud y Miguel Ángel Landa, de la productora Gente de cine para actuar en la versión cinematográfica del libro "Cuatro crímenes, cuatro poderes”, escrita por el inspector Fermín Mármol León, de la policía científica, mejor conocida como PTJ. Allí se relata una serie de crímenes no resueltos, que en el argot policial se denominan “cangrejos”, porque como el conocido crustáceo, cuando camina, parece que no va avanza ni retrocede. Es más, cuando un miembro de esa policía resuelve alguno de esos casos, es premiado con el Cangrejo de Oro. Cangrejo fue el nombre de la película, que contó además con la participación (en la actuación y en la banda sonora) del grupo de rock venezolano “Arkángel”. Pues bien, allí también actuó Yanis Chimaras, quien tenía en su haber más de quince películas como actor y decenas de telenovelas.
Otras veces, nos encontrábamos, subiendo hacia la Colina, sitio donde queda Venevision, la planta de televisión donde se desempeñaba como primer actor, en la novela de Leonardo Padrón, “Ciudad bendita”, cuyo capitulo final llegó a grabar.
Chimaras era un hombre que no le temía al compromiso, fuera de la clase que fuese, y así lo encontró la muerte, ésa que todos los días sale a la calle en las ciudades, pueblos, caseríos y barriadas de nuestro pobre país, Venezuela, donde vemos, como en una mala película, que matan a decenas de personas, víctimas de una violencia que no tiene ningún propósito, salvo el de cobrar la frustración y el resentimiento social al que se nos ha llevado en estos últimos años.
Hace poco, Yanis dijo: “Si existe la reencarnación, yo muero, y de nuevo vivo, vuelvo a ser actor; creo que éste es el mejor oficio del mundo”.
¡Yanis, Príncipe, que las estrellas te guíen a donde quiera que vayas…!
Alfredo Escalante
Caracas, 24 de abril de 2007.