06 marzo 2006

Banda sonora: Walk the line

Alfredo Escalante es un hombre de radio. Allá por 1978, cuando me radiqué en Caracas, solía escuchar un programa que me acompañó durante los 20 años que viví allí: “La música que sacudió al mundo”.

Cuando tuve la oportunidad de programar la sala de cine de la Cinemateca Nacional, convoqué a Alfredo para que abriéramos un espacio para los jóvenes en esa sala tan frecuentada por cinéfilos.

Siempre pensé que la tarea de programadora, así como la de docente, es una oportunidad para “iniciar” a otros en el placer de disfrutar la imagen en movimiento. Creí, en ese entonces (aunque mi idea fue bastante combatida), y sigo creyéndolo, que si nosotros incursionamos en el terreno de los jóvenes (la mayor parte del público de Alfredo es muy joven), es bastante probable que ellos nos sigan al nuestro. Por eso, todos los viernes que pudimos, abrimos esa sala maravillosa a un público infrecuente, que pronto se hizo habitual.


Es una alegría contar con el programa de Alfredo en este espacio que no tiene otra función que reunir a los amigos y disfrutarnos. Si alguien más lo visita, comenta o quiere participar, abiertas están sus puertas.

LS



WALK THE LINE (la vida de Johnny Cash, dirigida por James Mangold)
Alfredo Escalante


“Les habla Alfredo Escalante…”, o mejor dicho –corrijo–: En esta oportunidad, desde Caracas, Venezuela, escribo para ustedes, porque en este compromiso, que más que eso, es un deber (si es que merezco tal honor), colaborar con mi amiga de tantas “Bandas Sonoras” (sesiones de videos musicales que se llevaron a cabo, en la década de los 90), en el lugar del cine por excelencia: la Cinemateca Nacional, suerte de oasis en la Capital de esta República Bolivariana, centro de la cultura, no sólo para los cinéfilos, sino también de otras artes, ya que están la Cinemateca (¡todavía!), la Galería de Arte Nacional, muy cerca el Museo de Bellas Artes y el complejo cultural Teresa Carreño. Todo esto situado en Los Caobos, en la otrora sucursal del cielo.

Pues bien, mi amiga Liliana Sáez –decía– me solicitó escribir sobre algunas de las más recientes películas que se refieren a la música popular o sus intérpretes, y que han tenido influencia en cantantes, músicos, bandas de rock, que es con lo que más se identifica el público que me ha escuchado en la radio o que me ha visto en la TV ¡en estos últimos 40 años!

Les digo que mi experiencia en estas lides es casi nula, salvo cuatro o cinco reseñas puntuales (Jesus Christ Superstar, Tommy, Easy Ryder, Quadrophrenia, Strawberry Statement…), ya que colocaba las bandas sonoras en mi programa “La música que sacudió al mundo”, que todavía hoy, después de casi 40 años, se escucha en la radio, ahora y desde hace mucho tiempo, en la frecuencia modulada. Desde las raíces del blues, hasta la música extrema, pasando por el rocanroll. ¡Cuánta música ha sacudido al mundo desde entonces! O como decía Neruda: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…”

¡Pero mejor me centro, y paso a referirme a la película realizada por James Mangold, de 41 años, hacedor, para los “entendidos”, de películas comerciales. Se apoyó para su “cappolavoro” en la historia del mito, el cantante de música country Johnny Cash, quien a partir de la década de los 50, se convertiría, junto a Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins, en uno de los integrantes del llamado “Cuarteto del millón de dólares”, bajo la dirección del dueño del sello discografico “Sun Records”, Sam Phillips. Pero fue el único de los cuatro en abordar el género de la música country, ya que los otros tres se dedicaron como intérpretes y compositores y con gran éxito al rock & roll!

“Walk the line” es el título de una de las canciones de mayor éxito de Johnny Cash, y el nombre de la película, (aunque fue traducida como “En la cuerda floja”). Narra la historia de este hombre que se caracterizó por vestir siempre de negro, y en vez de un revólver en la cintura, llevaba una guitarra al hombro como símbolo de su compromiso con la música.

El papel de Johnny Cash lo interpreta magistralmente Joaquin Phoenix, quien, además de actuar, tuvo que aprender a cantar. Igual sucedió con la actriz, Reese Witherspoon, quien interpretó a la compañera de Cash, June Carter. Estos dos excelentes actores, ganadores del Globo de Oro y posiblemente para la fecha en que salga este comentario, habrán ganado el Oscar por su actuación. Decía que contaron con la aprobación del cantante y su pareja en la vida real y en el escenario, para que ambos los interpretaran en la pantalla. Esto ocurrió pocos meses antes de la desaparición física de Johnny Cash y de June Carter, acaecida con pocos meses de diferencia en el 2003.

Pero dejemos que sean las palabras del director James Mangold las que nos retraten un poco lo que aconteció con la actuación de, no sólo llevar a la pantalla la vida de estos dos seres, sino de su proyección como cantantes:

P: —A posteriori, parece que su decisión de hacer cantar a los protagonistas fue la más acertada, pero ¿cómo supo que podían cantar?

R: —No lo sabía. Pero pensé que tenían que hacerlo. Para mí, no hay otra forma posible de hacer una película sobre Johnny Cash y June Carter. No se puede rodar con playback. Cash y Carter eran unos artistas cuya característica principal en el escenario era la de conectar con el público. Una pareja muy auténtica, que vivía en el momento. Y me pareció imposible recrear esa sensación con actores que no cantaran. Si no, sería como West Side Story con Natalie Wood. Sé que fue una decisión arriesgada, pero para mí era la única que tenía sentido. También está el hecho que no existían grabaciones de Cash cuando hizo la prueba para Sun Records o de cuando compuso las canciones durante su estancia en Alemania. Técnicamente, tampoco se podían separar los canales instrumentales de las voces en las grabaciones originales. Y por encima de todo, la diferencia de formatos. Si quieres escuchar a Johnny Cash, sólo tienes que comprar uno de sus 75 discos, pero si quieres experimentar lo que fue su vida, entonces tienes que ver la película, ya que como director lo que hago es retratar la naturaleza humana, y tener la posibilidad de mostrar a estos dos actores en una faceta que nunca habían hecho antes me hizo sentir afortunado.

P: —¿Cuál fue la reacción de Johnny Cash y de June Carter al saber quiénes iban a darles vida en la gran pantalla?

R: —Pues se mostraron muy contentos. Su relación con el proyecto, aunque estrecha, no requería que aprobaran todo lo que se hacía. Confiaban en nosotros. De todas formas, para mí era importante que John se sintiera cómodo con mi selección. Cash era un hombre que entendía la oscuridad que a veces rodea a las personas y también sabía cómo contar historias. Además, en ese punto de su vida, era capaz de no dejarse dominar por la vanidad. En el caso concreto de Joaquin, Cash era un admirador suyo. Cuando se encontraron por primera vez, Cash incluso recitó algunas líneas de diálogo de Gladiator.

P: —¿Cómo les afectó la muerte de ambos?

R: —Fallecieron antes de que comenzáramos a rodar. Y en ese momento, me sentí devastado por la situación. La película era lo último que me preocupaba. Ambas muertes –June murió sólo dos semanas después de que le hiciéramos una exhaustiva entrevista en Tennessee–, nos pillaron por sorpresa. La última vez que vimos a June, se mostró muy vivaz y activa. Se puso a bailar por toda la casa. No había nada que indicara que su muerte estaba cerca. De hecho, todos pensábamos que iba a ser John el primero en irse por su delicada salud. Fue uno de esos giros crueles de la naturaleza, sin duda. Sobre todo porque fue muy doloroso imaginarse a John, frágil, viviendo solo sin la que había sido su esposa durante varias décadas.

P: —Johnny Cash es una leyenda en la cultura musical del país, ¿no sintió presión por ser fiel a lo que representa?

R: —Lo que más me preocupaba era poder representarlos en la gran pantalla como lo adorables que eran en la realidad. Cuando estabas con ellos, eran cualquier cosa menos leyendas. Gente llana y humilde. Desafortunadamente, no puedes hacer una película sobre gente así, tan buena. Sería aburrido. Pero sí que puedes hacer una película sobre cómo llegaron a ser así y por qué entienden la vida como la entienden.

P: —¿Se paró a pensar en los paralelismos entre la vida de Phoenix y Cash como el hecho de que ambos perdieran a un hermano? ¿Cómo afectó eso a la película?

R: —Aunque parezca raro, no me di cuenta de esta coincidencia hasta después de terminar el rodaje, cuando me lo señalaron. Me sorprendió.

P: —Otro punto en común fue el alcoholismo.

R: —Ser actor de cine es algo casi milagroso porque la cámara se convierte, sin querer, en el mejor detector de mentiras. Los actores tienen que andar por una cuerda floja constantemente por culpa de los primeros planos que les examinan con una precisión que asusta. Sabiendo esto, hay que pensar que la película se centra en un período tenebroso en la vida de Johnny Cash, para lo que me he adentrado en lo más oscuro de su personalidad. Para Joaquin, obviamente, también fue un viaje muy intenso. Desde mi perspectiva, sin ánimo de hablar por él, creo que fue una experiencia que lo transformó artísticamente. Pero no en la forma obvia como la gente quiere ver, es decir en el abuso de alcohol, sino que la intensidad de la experiencia la notó al final, una vez terminado el trabajo. A mí también me pasó. Fue algo radical. Me dejó como desorientado. Como si un tren parara de repente o como saltar de un tiovivo en marcha. Tardamos varias semanas para volver a encontrar nuestro equilibrio.

P: —Dice que el final del rodaje fue complicado para todos y fue cuando Joaquin Phoenix ingresó en una clínica de desintoxicación. ¿Puede confirmar entonces que los problemas de alcoholismo de Phoenix empezaron al finalizar el rodaje?

R: —Si hizo algo durante la película, no estuve al corriente. Al menos no noté nada. Sólo lo vi trabajando intensamente. Siempre lúcido, profesional, que sabía su diálogo. No vi signos de alguien que estuviera fuera de control.

P: —Por sus palabras da la sensación de que “Walk the line” ha sido una experiencia única.

R: —Sin duda alguna. Tuvimos que sumergirnos en aguas muy oscuras, con la responsabilidad que eso conlleva. Pero sobre todo fue muy duro. Hay películas que son más fáciles y otras que no. Esta es una de las que no. Películas en las que todo es una lucha constante. Siempre al límite. Yo el primero. Reconozco que los presioné mucho. Buscaba un nivel de excelencia, tanto para mí como para los demás, que vi que teníamos al alcance. Entonces cuando esto acaba, en nuestra industria vuelves a la nada. No tienes trabajo. Y eso resultó ser un cambio demasiado brusco para todos.

P: —Hablando de presión, si como indica, el rodaje fue tan intenso, ¿cómo lo hace sentir eso de tener a los actores tan sometidos?

R: —Eso no quiere decir que fuera cruel. Lo que quería decir es que actuar es algo que asusta, sobre todo si eres especialmente bueno. Muchos actores solventan su papeleta echando mano de su personalidad encantadora. Algo que te puede llevar lejos, pero en ocasiones la película te exige mucho más. Y eso es lo que quería. Pero cuidado, no estoy diciendo que si no hubiera presionado el resultado hubiera sido peor, sino que fue como respuesta a mi interés y pasión por el proyecto. Lo mismo que a ellos. Estoy seguro que aceptaron mis presiones porque también se sentían muy identificados con la película.

P: —¿Ha pasado por experiencias similares con otros actores?

R: —He trabajado con muchos actores, entre ellos Vanessa Redgrave, Robert de Niro o Angelina Jolie, y la mayoría de ellos disfruta más cuando se les están “apretando las teclas”. Cuando se les ofrece la posibilidad de hacer un trabajo excelente. Y a veces, esa excelencia es pensar que no lo hiciste lo suficientemente bien e intentar hacer otra toma, y repetir y repetir hasta que se haya conseguido lo que se buscaba.

P: —Ha dicho que la experiencia de hacer esta película lo ha transformado. ¿Se considera mejor hombre o mejor director ahora?

R: —Creo que en todos los aspectos. Personalmente, en aprender de las experiencias de Johnny y June como matrimonio. Consiguieron capear todos los problemas. Mi esposa –Cathy Konrad–, es también la productora de la película. Trabajamos juntos en una industria vanidosa en la que hay mucha competitividad y que es muy cruel. Nos ayudó a descubrir lo importante que es el amor por encima de todo lo demás y de lo importante que es apoyarnos artísticamente. Es algo raro, ver a una pareja en el mundo del espectáculo que permanence junta y unida hasta el final.

P: —La película ha ganado varios premios, y es una de las firmes candidatas para llevarse algún Oscar. ¿Qué posibilidades cree que tiene la película?

R: —Soy director de cine, no un corredor de apuestas. Lo único que puedo decir es que todos estos intentos de meterte en cierta categoría, la de favorito, por ejemplo, puede ir a favor o en contra. Pero tengo que reconocer que el trabajo de Phoenix no tiene paralelo. Ahora entiendo como Elia Kazan debió haberse sentido al dirigir a James Dean en “Al este del edén”. Es un honor trabajar con un actor que está en la cima de sus capacidades y con tanta habilidad para descubrirlo...

Me tomé la libertad de reproducir el texto del artículo realizado por Fernan Viladevall para http://www.elcultural.es/, porque siempre he creído que, como reza el viejo dicho: “Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” . Es mucho más coherente dejar que las palabras dichas por el director de la película, James Mangold, me liberen del compromiso de ponerme a inventar lo que ya está inventado… ¿o no?

Sólo me queda decir que, sea en el cine o en la soledad de nuestra habitación, con un buen trago y la música del “hombre de negro, la voz de la América profunda”, ¡disfrútenla!... Y que las estrellas nos guíen ¡siempre!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Escalante, es para mí un orgullo leerle en este blog. Le escuchaba en la radio cuando vivía en Caracas, hace siete años ya de eso. Por eso, "escucharle" ahora, a manera de lectura, me llena de satisfacción.
Su colaboración en este espacio hace que, si no lo era ya antes, el blog de Liliana sea el mejor con diferencia de toda la blogosfera.
Un saludo y espero seguir leyéndole por estos lares.
Un admirador.

Anónimo dijo...

Se le escapa el ritmo de la música, en cada una de sus palabras. ¡Muy buena onda!.
Mis saludos.

Anónimo dijo...

Me siento sumamente honrado por contar con esta nueva oportunidad de "comunicarme" Gracias de nuevo!!! Saludos!!

Liliana dijo...

Gracias, Marc por el elogio a kinephilos.
Y, Marcela, sólo falta la inconfundible voz de Alfredo. Habrá que investigar cómo subir audios al blog.
Saludos a los tres.