12 febrero 2007

Una Eva y dos Adanes/Some Like It Hot

Raúl Bellomusto

¿Cómo se crea un mito en la pantalla? Es muy simple: consíguete a la rubia más hermosa que hayas visto, vístela con un vestido claro con mucho vuelo y pídele que se pare en el respiradero de un tren subterráneo. Luego ponte a esperar. Con el horario del metro a mano, pon a rodar la cámara unos segundos antes de que la formación pase por debajo de la susodicha rubia. Cuando sus polleras se eleven, habrás culminado tu perfecta creación. ¿Acaso eso te parece insuficiente? Muy bien, entonces toma a la misma niña y fotografíala de espaldas desde la cintura hasta los pies, en glorioso blanco y negro; la blonda enfundada en un vestido que quite el aliento. Pídele a la providencia que el tren que está por partir de la estación suelte una bocanada de vapor; ahora sí, filma la genuina expresión de la sorprendida criatura en toda la alevosía de su extraordinaria belleza y deja que millones de seres humanos se enamoren perdidamente y para siempre. ¿Qué eso no te basta? ¡Como si no te bastase con ser Billy Wilder, por Dios!


Para cuando el gran maestro austriaco realizó Una Eva y dos Adanes (1959), ya contaba en su haber con varias obras maestras: Perdición (1944), Sunset Boulevard (1950), El gran carnaval” (1951) y Testigo de cargo (1957) por nombrar sólo unas pocas. Pero con este relato acerca de dos amigos músicos que, travestidos, se insertan en una orquesta de señoritas para salvar el pellejo de las garras de la mafia del Chicago de la Ley Seca, escribe una página de oro en la historia de la comedia americana (que no: mundial). Este film de Wilder está considerado en muchos círculos como la mejor comedia de la historia del cine. Equidad, exageraciones y gustos aparte, no puede negarse que la obra cuenta con todos los elementos necesarios como para acercarle justicia a esa sentencia. Veamos.

En primerísimo lugar, el propio Wilder. En su doble rol de director y coguionista, Billy hace un trabajo maravilloso. Nada sobra, nada falta en el relato. La puesta en escena es lo suficientemente transparente como para no distraernos de la fábula. Y las líneas de diálogo son desopilantes. Además, BW demuestra su enorme destreza en la dirección de actores. Es sabido que Marilyn Monroe tenía buenas dotes de comediante, pero también es cierto que este film la encuentra al comienzo de sus años más oscuros en lo personal. Mil y un problemas se suscitaron en el rodaje. Marylin llegaba tarde, bebía y olvidaba sus líneas de diálogo. Hay varios mitos al respecto, incluyendo el de la necesidad de hacer retomas por 59 veces ante la simple urgencia de que dijera: "¿Dónde está esa botella de bourbon?". Sobre estos episodios, Wilder diría: “Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja tía en Viena que estaría en el plató cada mañana a las seis y sería capaz de recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla?... Además, mientras con todo el equipo esperamos a Marilyn Monroe, no perdemos totalmente el tiempo... Yo, sin ir más lejos, tuve la oportunidad de leer “La Guerra y la Paz” y “Los Miserables”…”. Genial, obviamente.

Pero la cosa no terminaba allí. Uno de los más molestos con la diva fue Tony Curtis. Harto de repetir la escena del beso, finalmente declaró: “Fue como besar a Hitler”. Seguro, Tony.

Aún con todos los inconvenientes, el resultado es grandioso. Al mismo tiempo, Jack Lemmon está sublime y Curtis aporta su singular y acostumbrada simpatía (hasta imita a Cary Grant en su faz del “millonario” Junior).

Y el guión, perfecto ejercicio de literatura cinematográfica. Los personajes están absolutamente dibujados, redondeados, nada es difuso en sus parlamentos o en sus acciones. Hay sentencias difíciles de olvidar, como la del final de la película, línea que ya se encuentra en la historia grande de este arte. En el título original (Some Like It Hot) tenemos una doble significación, puesto que al decir “algunos las prefieren calientes”, no sólo se habla en sentido picaresco de la sensualidad y sexualidad que desborda la pantalla, sino también del tipo de música que ejecuta la orquesta de señoritas, variante del jazz denominada, precisamente, “hot”.

Y además (claro que hay más) tenemos guiños al propio mundo del cine en su pasaje al sonoro; la graciosa situación de la moneda al aire, con un George Raft parodiándose a sí mismo respecto de sus tiempos de Scarface (1932, Howard Hawks); a Lemmon/Daphne bailando “La Cumparsita” con un millonario pretendiente e improvisando ese ballet de maracas… Evidentemente, la presente lista de elementos que comprueban la exquisitez de esta comedia es poco exhaustiva, pero, ya se sabe: salvo la cautivante comicidad de Jack Lemmon, la enorme simpatía de Tony Curtis, la inconmensurable belleza de Marilyn y Usted, Usted señor Wilder… salvo eso, “nadie es perfecto”.

12 comentarios:

Liliana dijo...

Exquisita, cautivante, graciosa... Todo eso y más, como se lee en tu nota, es esta película. Creo que Wilder supo conjugar talentos, belleza y un guión simpático para demostrar que la comedia no es un género menor.

Anónimo dijo...

Lamento no compartir la misma pasión por Wilder. Creo es un director demasiado valorado, cuando lo único que ha parecido hacer es copiar a Lubitch.

Unknown dijo...

eso de que se levanten las polleras suena fuerte en España! jajaja
Yo es que prefiero a las Hepburn antes que a Marylin... salud!

Raquel dijo...

En España se tituló "Con faldas y a lo loco". Es una de mis películas favoritas, cada vez que la veo disfruto como si la viera de nuevo por primera vez. Está llena de réplicas geniales

Raúl dijo...

Es bueno el disenso Marc, por supuesto. En mi caso se trata de un director a quien tengo, sin dudar, en mi panteón particular. Sólo "Sunset Boulevard" y "Ace in the Hole" me bastan para esto... Y no nombré ninguna comedia!
Saludos cordiales!!

¿? dijo...

Me quedo con Marilyn!!!!!jejeje

Anónimo dijo...

Sin olvidar la labor de "Easy" Diamond como eterno co-guionista de Wilder. El propio director siempre fue el primero en reconocer que sin Diamond su obra no habría sido igual.

Una obra maestra. Sin paliativos. Todo funciona con la precisión de un reloj suizo. Perfecta.

Saludos, y gracias (con un pequeño retraso, excuses), Liliana, por tu comentario sobre mi posteo de "El Hombre Tranquilo".

Anónimo dijo...

Lo mejor de Wilder es todo aquello que decía sin decir demasiado, sugeriendo. Eso que luego se llamaron los códigos ocultos de los que se han hecho miles de búsquedas en momentos muy determinados. Qué de cosas decía Wilder en cada una de las frases de sus personajes. Y "Con faldas y a lo loco" es una de las pruebas más evidentes.

Copio y pego diálogo célebre de la película.

—¡Eh, Jerry!. ¿Todo va bien?
—¡Oh! ¡Tengo que contarte un motón de cosas!
—¿Qué ha pasado?
—Me he prometido.
—¡Te felicito! ¿Quién es la afortunada?
—Soy yo.
—¿Qué?
—Osgood me ha hecho una proposición de matrimonio. La boda será en junio.
—¿Pero qué tonterías estás diciendo? ¡No puedes casarte con Osgood!
—¿Crees que es demasiado viejo para mí?
—¡Jerry! ¡No puedes hablar en serio!
—¿Por qué no? Constantemente se está casando con chicas.
—Pero tú no eres una chica. Eres un hombre. ¿Por qué iba a casarse un hombre con otro hombre?
—Por una cuestión de seguridad.

C.C.Buxter dijo...

Sobre la escena de "La tentación vive arriba" ("The seven year itch") en la que a Marilyn se le sube la falda, Billy Wilder comentó que sus empleados se peleaban para ver quién de ellos sería el encargado de encender el ventilador debajo de la reja... Normal: yo también lo habría hecho.

Raúl dijo...

c.c.buxter (vaya nick más apropiado!!!): yo hubiese asesinado a mis competidores al puesto...

Liliana dijo...

Lubitsch, la Hayworth y Diamond... Todos tienen razón. La influencia del primero en la obra de Wilder, la presencia de un guionista que se vuelve imprescindible, una mujer que es la antítesis de MM, Sunset Boulevar (para mí la mejor obra de este autor)... Por suerte el universo del cine es tan inmenso, que puede haber lugar para los diferentes gustos. Yo disfruto todo esto. También la traducción del título en España (aunque no sea literal, como tampoco lo es acá), el diálogo célebre y hasta el nick apropiado (hay una simpática explicación sobre él en el blog de C.C. Buxter).

Raúl dijo...

Acabo de leer la historia en el blog de C.C. Buxter... muy simpática, por cierto.
Debo decir una cosa: he leído el libro de conversaciones con Billy Wilder y, lamentablemente, ni remotamente se acerca del de Truffaut sobre Hitchcock. Lógico que no por Wilder, sino por Truffaut por sobre Crowe...