19 enero 2008

Animar el futuro

Carlos Sanz es estudiante de Historia del Arte y edita Karulosu Factory, un blog donde publica sus reseñas cinematográficas. Actualmente cursa en Aula Crítica y uno de sus trabajos ha sido éste que estamos publicando. Los invito a conocerlo, ya que espero que siga colaborando con nosotros.
Bienvenido, Carlos.
LS

AACHI & SSIPAK
Carlos Sanz González


Aachi y Ssipak es una película de animación coreana que ha batido récords de taquilla en su país de origen. En España tampoco ha pasado inadvertida, y aunque sólo se ha visto en el pasado festival de Sitges, fue galardonada con el premio Anima’t a mejor cinta de animación en el festival catalán.

La historia no puede dejar indiferente a nadie: en el futuro, donde se han agotado los combustibles, las ciudades han conseguido que la principal fuente de energía sean los excrementos humanos. Los gobiernos, para motivar que la gente vaya al baño, premian por cada defecación con “barras jugosas”: una especie de helados muy adictivos. Para ello, a cada niño/a que nace le introducen en el ano un chip que detecta si va al baño, para recibir su barrita. Algunos seres humanos se han vuelto tan dependientes de estas barritas que han mutado en seres azules y que sólo viven para conseguir las “barras jugosas”; estos mutantes forman el llamado “grupo de los pañales”. Pero todo cambia cuando aparece una chica que tiene varios chips y que cuando va al baño recibe miles de barritas. Entonces todo el mundo la busca para controlar el mercado negro de barritas: el gobierno, el grupo de los pañales, la mafia y unos delincuentes juveniles llamados Aachi y Ssipak.

La originalidad de la historia se une a la puesta en escena tan novedosa del director, Jo Beom-Jim, en su ópera prima. Tras ocho años de producción, consigue crear una parodia de lo que sería (o será) el mundo civilizado cuando se acaben las principales fuentes energéticas, que comienza por la degradación del ser humano en comerciar con, en este caso, los excrementos humanos. Desde un punto de vista gamberro, con un humor muy ácido, el director nos muestra una de las mejores películas de la actualidad, y que puede tener tantas lecturas como espectadores la vean.

Aunque la técnica de dibujo no sea perfecta, con cuerpos anatómicamente desproporcionados y movimientos exagerados, sí que destaca el uso de todas esas características de una forma muy expresiva. Esto se ve perfectamente en las magistrales escenas de acción protagonizadas por el robot del gobierno (Geko) que lucha contra el “grupo de los pañales”. Escenas tipo Matrix y tiroteos que deben mucho a grandes películas del spaghetti western se combinan en planos de una originalidad y una expresividad absolutas; como los picados llevados al extremo, para intentar mostrar al personaje que realiza la acción y las consecuencias en los demás seres que le rodean, o los planos detalle de las armas en las escenas de acción, que demuestran la gran habilidad del director en conseguir que el espectador se mantenga pegado al asiento en todo momento. El hipnotismo que alcanza con estas escenas, de una brutalidad tan bella como gratuita, es un claro ejemplo del gran abismo que separa a la animación oriental de la occidental.

Otro elemento que llama significativamente la atención es el uso de escenas, prácticamente calcadas, de otras películas. En esta referencia a largometrajes ajenos nos podemos encontrar ejemplos de Akira, Alien, Misery, Indiana Jones, Tarzán de Disney, Monstruos S.A., Mad Max o Instinto Básico. En algunos casos, el director sólo toma pequeñas referencias de las películas como el cartel de Instinto Básico o la estela de luz de las motos. En otros, directamente se muestran las escenas completas, copiando hasta las frases de las películas originales: en el caso de Alien, el director toma la escena donde Ripley dispara contra el Alien madre y sus crías, copiando incluso las frases del guión original.

Esta adaptación de recursos de otros directores no es un tema nuevo. Ya existen otros, con el caso más significativo de Tarantino, que no sólo absorben influencias sino que reinterpretan escenas de otras películas. Esto no significa que sean poco originales, puesto que Tarantino o Beom-Jim en esta película, demuestran que eso es algo que les sobra. Sin embargo, es una forma de homenajear a cintas que les gustan y además con escenas que encajan a la perfección en el desarrollo de sus películas: no se trata del homenaje por el hecho de tomar otras películas, sino de encajar piezas ya existentes en el puzzle de su película.

Lo que más puede llamar la atención en un primer visionado es la originalidad de los dibujos y la historia, pero detrás de esto se esconde un mensaje que no es tan irreal: la problemática de consumo del petróleo y las consecuencias de su extinción. Esto es, principalmente, lo que le dota de un gran valor a la cinta: llegar a un público general simplemente con su estética pero también buscar la reflexión con la idea que oculta.

2 comentarios:

Liliana dijo...

Si en España sólo ha podido verse en el Festival de Sitges, ni siquiera me hago ilusiones de poder verla en Buenos Aires.
Aunque lo escatológico no me atrae, me llama la atención el tema, como crítica a lo que está sucediendo en el mundo con los recursos naturales y su futuro ambiental, así como también, las citas filmográficas que mencionas.
Habrá que buscarla entre los dvd de los videoclubes...

Anónimo dijo...

Como mínimo, entretenida.