29 mayo 2010

Buen viaje, amigo americano


Incorregible cineasta, actor y fotógrafo, Dennis Hopper ha dejado una profunda marca en los ámbitos que recorrió. Su road movie Easy Rider es escuela del cine beatnik. Sus personajes en El amigo americano (Wim Wenders), Apocalipsis Now (Francis F. Coppola) y en Terciopelo azul (David Lynch) lo dejarán latir con nosotros aunque se haya ido. La palabra rebeldía siempre ha sido asociada a su nombre. Es uno de mis actores preferidos. No tanto por sus roles en diferentes y dispares películas, sino por la intensidad que nos ha transmitido en las pocas que he mencionado.
Buen viaje, Dennis. Siempre serás parte del cine.

18 mayo 2010

Loie serpentina



Desde los suburbios de Chicago, Loie Fuller se trasladó a París para impactar con sus pasos de danza libre y sus vestidos de seda.

¿Mariposa o flor? Pionera de la danza contemporánea, Loie buscaba reproducirlas con su baile y la iluminación de los movimientos. Uno de los que eterniza su belleza es Toulouse-Lautrec, en imágenes que guardo en mi memoria desde pequeña.

Apenas comenzaba el cine y ya se experimentaba con el color. De 1896 es la Danza Serpentina (coloreada a mano y cuadro a cuadro), bailada por la Fuller, que figura en el catálogo de los hermanos Lumière.



11 mayo 2010

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El Espectador Imaginario ya ha adquirido presencia propia, así que ya no publicaré aquí su contenido mensual, sino que me limitaré a invitarlos a leer mis textos producidos para la revista.

Como corresponde, ya ha aparecido el número dedicado al mes de mayo, que les invitamos a leer. Allí he escrito uno de los trabajos para el Investigamos, dedicado a uno de mis cineastas favoritos, de esos que a veces da vergüenza reconocer, pero como me acompaña desde muy temprano con su cine, no voy a ignorarlo, sino por el contrario, voy a compartir con ustedes por qué me gusta tanto: Ken Russell, en su vertiente musical.

En abril fue el festival de cine independiente de Buenos Aires, BAFICI, para el cual fui acreditada a través de la revista. Así que allí estuve, junto a Marcela, con quien cubrimos lo que pudimos, ya que hubo exhibición de más de 400 títulos, que debían apurarse en sólo 10 días. Algo imposible, salvo que hubiéramos podido modificar el curso del tiempo o hubiésemos tenido una vida paralela para prestársela al cine.

De allí surgió la escritura de dos críticas sobre dos películas que participaron de la competencia internacional y que me gustaron lo suficiente como para dedicarles su par de páginas: La mujer sin piano y Ajami.

Espero poder volver a escribir con mayor continuidad y más individualidad en este espacio que quiero tanto. A ver si el tiempo me deja...