07 mayo 2007

Bucarest 12:08

Elena Castiñeira de Dios


El 22 de diciembre de 1989, el presidente Ceaucescu y su esposa se asomaron al balcón de la sede del Comité Central, dispuestos, como siempre, a recibir el aplauso del pueblo reunido en la plaza. Con asombro, el presidente comenzó a escuchar los abucheos, los gritos, los reclamos. Entró rápidamente y, seguramente por no haber creído lo que estaba pasando, pensando que era una pesadilla, volvió a asomarse. La gritería no cesaba. A los pocos minutos, las personas que inundaban la plaza vieron partir el helicóptero que llevaba al mandatario y perderse en el cielo. Allí comenzó la revolución.

Aparentemente, no fue lo que se dice una revolución del pueblo sino más bien una destitución de la dictadura por el hartazgo del Ejército y de algún grupo interno del PCR que había decidido que Ceacescu había llegado a su fin.

El joven director Corneliu Porumboiu recreó el aniversario de la caída de Ceaucescu y su dictadura stalinista, por definirla de alguna manera, con su film Bucarest 12:08, recientemente exhibido en el marco del Bafici y premiado con la Cámara de Oro que se le otorga al mejor director debutante en el Festival de Cannes.

La película comienza con la presentación de cada personaje, todos ellos en sus departamentos de monoblocks, grises, miserables, estrechos hasta la asfixia, en el marco de una ciudad semiderruida, sucia, vacía de personas en las calles heladas embarradas por la nieve derretida, con el paisaje de los Dacia abandonados. Un programa de televisión pretende rememorar ese heroico día, hace 16 años, contando con la presencia de dos testigos y del conductor, dueño él del canal de televisión. El lei motiv de la transmisión es ¿Hubo o no hubo una revolución el 22 de diciembre de 1989?, pregunta que deben contestar los panelistas y los televidentes que al mejor estilo de nuestros canales, llaman por teléfono para expresar sus opiniones.

Todo esto trascurre en un pueblito cercano a Bucarest en donde todos se conocen.

Los invitados son Piscocil, un hombre ya mayor, jubilado, que solía trabajar de Papá Noel para las Navidades y Mamescu, un profesor de Historia, borracho consuetudinario, cargado de deudas que contrae en sus incursiones a un bar en la esquina de la plaza central del lugar. El conductor, hace citas culturales para darle nivel a su programa.

La cámara fija en todos los planos y casi siempre con el encuadre defectuoso, los llamados telefónicos desmintiendo al panelista que se atribuye parte de la acción revolucionaria, la desesperación del conductor por confirmar algo glorioso para rememorar, el ex Papá Noel, un actor de raza, que dice que la revolución es como la electricidad que va prendiendo las luces primero en el centro de la ciudad y después recién, se propaga a las afueras, hacen de este film una tragicomedia fresca, por momentos hilarante, con cierto humor absurdo y con una dosis importante de fatalismo.

Los recuerdos de todos están deformados por el tiempo, no se ven los héroes que se buscaban, la mayoría había salido a la plaza después de asegurarse del triunfo de la revolución y los opresores del gobierno de Ceaucescu, son ahora los dueños de las fábricas del nuevo sistema capitalista, marco de la miseria que rodea a los protagonistas.

La mirada profundamente humana del director sobre los acontecimientos hace que Bucarest 12:08 sea un soplo agridulce en nuestros corazones.

Hace algunos años, creo que en el 2003, pudimos ver en Buenos Aires Videograma de una revolución del director alemán Faroki. Era un film armado con videos caseros y emisiones de la T.V. de los días de la caída de Ceaucescu. El embajador rumano en la Argentina, en declaraciones posteriores a la proyección, dijo que sólo en Bucarest la gente había salido a la calle para repudiar al dictador. En el resto del país, todos se habían quedado en sus casas.

11 comentarios:

Liliana dijo...

Si vemos la cartelera, pareciera que el tema se ha puesto de moda. Coletazos de una época en que el mundo estaba repartido en dos (al menos eran dos... ahora es uno solo el dueño del planeta).
Tengo que verla, Elena, para completar "La vida de los otros".

Unknown dijo...

Voy a verla, tengo una deuda pendiente con Rumanía y quiero saldarla un poco.
Salud!

Canichu, el espía del bar dijo...

en cuanto a la caida del pacto de varsovia yo sigo recomendando la vida de los otros... impresionante y mi aprobado con nota alta.

Anónimo dijo...

Hola, Liliana:

Me he alegrado al leer este post, porque así me entero, de alguna manera, de las cosas que pasan en el cine rumano.

En fín, sólo un comentario breve: el embajador rumano en Argentina que dijo que sólo en Bucarest la gente salió a las calles está deformando la realidad. La verdad es que no fueron los bucarestinos quienes encedieron la torcha de la rebellión, sino los habitantes de Timisoara (http://es.wikipedia.org/wiki/Timi%C5%9Foara), ciudad rumana situada al oeste del país.

Y esta es información de primera mano - soy bucarestina, aunque en el 1989 no tenía edad como para salir a la calle a hacer revoluciones.

Bueno, que sigas bien y con posts tan chulos!!!!

Anónimo dijo...

Elena, me entusismó tu nota. Tengo que verla.
Saludos,

Marcela.

Anónimo dijo...

Cons. : Me encantó tu comentario y te agrego, por si te interesa el dato, que el embajador de Rumania en la Argentina se llamaba Alexandru Micula y, con motivo de la proyección de "Videograma de una revolución" dijo también que él era miembro del Ejército cuando se había producido la revolución, que había estado en Budapest en esos momentos y que, gracias a la película, había reconocido en las caras de revolucionarios miembros actuales del gobierno. Me emociona que el blog te acerque a tus raíces. Me encantaría poder escucharte hablar de Budapest ya que me enamoré de los personajes y, como el cine es un medio que retrata la identidad como ningún otro, desde que vi la película, me paso buscando imágenes de Budapest. Gracias por tu comentario: Elena

Anónimo dijo...

Canichu: a mi también me encantó "La vida de los otros". Esos ojos helados, ese imperceptible descontrol del espía frente a la mujer ¿amada?. Gracias por tu comentario:Elena

Raúl dijo...

Me parece que "La vida de los otros" merece un debate. A mí no me ha parecido tan maravillosa, ni mucho menos. Pero este es el lugar de "Bucarest..." a la que, por cierto, aún no he visto.
Dónde será el lugar de debate de los temas colaterales de los posts???... Eh?

Liliana dijo...

El lugar del debate sigue siendo el blog. En algunos casos hemos publicado un comentario con forma de crítica en un post, simplemente porque era muy extenso para ser un comentario, o porque tenía el rango de post.
El espacio está habilitado.

lobito dijo...

Vi Bucarest 12:08 y quede perplejo.No entiendo los cambios de aquellos años, a pesar de haberlos vivido. O mejor dicho, no entiendo la opción que la mayoría, aqui y alla,hizo por el Neoliberalismo.Las consecuencias estan a la vista.
Heriberto

Liliana dijo...

Pareciera que todo sucedió hace tanto tiempo! Y realmente no ha pasado tanto.
Gracias Heriberto por tu visita.