20 marzo 2008

Cinema Paradiso

Marcela Barbaro



El cine como una ventana abierta al mundo
así lo entendía Bazin
y los pobladores de Sicilia asomados a su marco:
los analfabetos deslumbrados, el olor irremediable de los pescadores,
los vivos de siempre, los trabajadores incansables,
el onanismo adolescente, la censura pacata de un cura, el loco de la plaza
el contorno de Fellini en la butaca, las mujeres liberando su sexo.

El cine
para Alfredo un oficio que lo hizo padre,
para Totó un hogar donde fue engendrado.

Un estigma precioso e imborrable sobre la infancia.
Un viaje hacia el Paraíso,
donde todo es posible
donde se enseña a mirar: lo no visto, lo oculto
lo desconocido, lo inimaginable y lo propio.

Las imágenes fugaces se atrapan dentro de un frasco
para revivirlas siempre.

El cine que inaugura los ojos con lo bello
se mezcla con las huellas tibias de la guerra
el aire hecho ruinas
las soledades como fantasmas,
miserias y esperanzas tras el polvo.

La ceguera como paradoja
el luto de la pantalla y los recuerdos
Alfredo imagina cada uno de los aromas de la sala,
acompaña con sus labios el silbido del celuloide,
es parte de la fatiga de un viejo proyector
y de las quejas insolentes de las butacas,
un sabio legado reservado en su corazón
que atravesará con un puñado de besos el alma de su niño.

El cine entra a Cinema Paradiso
se acomoda y observa su vida
llora, se ríe y se piensa.

9 comentarios:

Liliana dijo...

Todos tenemos un Cinema Paradiso en nuestras vidas, todos hemos llorado con esa película, aunque nos parezca sensiblera, porque simplemente toca un universo que nos mueve el piso y porque dice cosas sobre lo que le ha pasado al cine en un pasado no tan lejano.
Me encanta tu poesía, pues interpreta el sentimiento que hay en las imágenes del film... ¡y cómo!

Doctor Spawlding dijo...

Para el cine, aunque oro tipo de cine, era parte esencial en la arquitectura de mi infancia,de mi imaginación, por eso lo amo tanto. Las viejas películas que te marcaron son como una oasis al que regresar, aunque, a veces, como suele ocurrirle a los oasis, no sean más que espejismos.

Pilar M Clares dijo...

El cine lo es todo, cierto, Liliana, arte, documento, memoria, didáctica, espectáculo, muerte, amor, guerra... es todo. Paso a saludarte, y a mandarte un abrazo.
Besos

neb dijo...

Excelente poesía!!! Una descripción sensible para una película que desborda sentimientos.

Faro Rojo dijo...

Pues imagínate que significa esa película para un operador (proyeccionista) de cine, hijo de operador de cine, que miraba fotogramas de las enciclopedias de cine cuando aún no sabía ni leer.

La vida no es sueño, es cine.

PALA dijo...

En Buenos Aires volví a encontrar cines de Barrio con butacas de madera, como los de La Habana, como el cine de mi pueblo.
¡Se siente tan bien!
¡Se disfruta tánto!

Camille Stein dijo...

La película de Tornatore nos traslada al mundo casi perdido del cine. El cine como ventana al mundo exterior y como acto social. Como lugar físico de reunión. Una cinta memorable y emocionante... Como tu texto. Encantado de conocerte y gracias. Volveré a menudo. Saludos.

juan dijo...

a mi me pasa, no sé a vos, de vez en cuando y casi siempre que el ine que miro me mira mi y yo en mi silencio de butaca escucho y escucho y escucho...

g. dijo...

...esa película es...pfff. Es una de esas pocas que me dá casi miedo volver a ver. Deberé hacerlo un día, e intentar no quedar deshilachada en la butaca, lllorado sin parar.