03 enero 2016

Noche sin distancia

Liliana Sáez



Mar del Plata 2015 se permitió un pequeño lujo, de esas maravillas pequeñas, que pasan inadvertidas. A mí me llamó la atención su director, Lois Patiño. Su Costa da Morte fue elegida por mí para retratar un 2014 de cine. Este año esperaba algo por el estilo, pero no… Si bien sigue siendo coherente con su búsqueda intensa de retratar el paisaje, hay oportunidad de asistir en unos pocos minutos, porque de un corto se trata, a momentos aparentemente estáticos, espacios supuestamente nocturnos y diálogos apenas susurrados, para narrarnos un momento, “un instante en la memoria del paisaje”, como Patiño subtitula su Noche sin distancia.
Como obedeciendo los versos de Texeira de Pascoaes, una serie de imágenes fijas, grabadas en negativo, coloreadas en algunas secciones (algo verde aquí, un púrpura allá) permanecen ante nuestras pupilas, con el tiempo suficiente como para notar que hay una tela que flamea, un pequeño hilo de agua que corre, montañas claras en la noche oscura. “Pressentimentos, figuras, apariçoes… Há rastos de almas na paisagem…”, dice el poeta. A los segundos de mirar, el mismo paisaje devela una figura humana. Una y otra toma con las mismas características, diálogos susurrados (en primer plano, aunque quienes los emiten estén inmersos en un gran plano general) que hablan sobre los posibles pasos para transportar el contrabando. Las imágenes nos narran la historia de unas gentes que suelen atravesar las montañas de Gerês, en la frontera entre España y Portugal.

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