17 septiembre 2010

Un poeta de la luz, una pequeña y el grandioso Greenaway



Cada mes, escribir para EL ESPECTADOR IMAGINARIO (EEI) supone un nuevo reto lleno de emoción. Esto se parece un poco a la tarea de programar, cuando tienes una sala para exhibir allí aquel cine que te desvela, que deseas ver o que desconoces.

En la tarea de la crítica, más allá de poner al día a nuestros lectores con lo que sucede en las pantallas cinematográficas, también le dedicamos un espacio a escribir sobre aquello que nos gusta, que nos permite revisar algunas películas que permanecen en nuestro imaginario y que encuentran en la revista un cauce casi natural.

Este mes ha tocado hablar de los directores de fotografía. Hay tantos... y han quedado varios en el tintero, para futuros números de EEI. La cinematografía española (ya lo he dicho en algún post anterior) ha ofrecido en la producción de los 70, creo, el mejor cine de la península. Bien valía la pena detenerse en la fotografía lograda por uno de sus referentes, Luis Cuadrado, a quien le debemos las imágenes de la España rural del franquismo. Así que mi aporte en el número de septiembre ha sido su labor como operador y director de fotografía.

De las películas estrenadas en Buenos Aires, seleccioné una pequeña obra ítalo-austriaca, que coquetea con el documental y el neorrealismo para ofrecernos una mirada sobre la vida simple de unos seres queribles: La pivellina.

Para las reseñas elegí cubrir dos eventos que nos llenaron de alegría a los argentinos, por un lado la increíble visita de Peter Greenaway, quien brindó una clase magistral con motivo del estreno en Buenos Aires de Rembrandt's J'accuse, film en el que nos detendremos en el próximo número. Y por otro lado, la esperadísima creación de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINAIM), hecho que aplaudimos y alentamos.



04 septiembre 2010

Los dueños de la verdad

Una historia trágica que a pesar de tener treinta años no pertenece al pasado, sino al presente de los argentinos. Tiene que ver con los dueños de la opinión pública, con quienes dicen pelear por la libertad de prensa, cuando son quienes la amordazaron. Hoy uno se pregunta si verdaderamente son los dueños de la verdad. Sabemos que son los propietarios de los dos diarios más leídos en la Argentina. Sabemos que son también los dueños del papel en que imprimen sus diarios y que sus empresas han crecido al punto de hacer desaparecer del mapa los demás medios que alguna vez intentaron surgir.