11 marzo 2017

Lion, de Garth Davies

Liliana Sáez

Un camino a casa (Lion) es una historia de vida, basada en un hecho real, lo cual posee una carga dramática indudable. El reto, entonces, es mantener el vértigo de una vida inquietante, donde el azar, ayudado por las acciones humanas, va diseñando el destino del protagonista. De pronto, la cartelera solo ofrece historias de seres marginados, parece haber encontrado en este tema una cantera inagotable que, en todo caso, se hace redundante para los ojos del espectador. Si no, qué otra cosa son Moonlight (Barry Jenkins), Un gato callejero llamado Bob (A Street Cat Named BobRoger Spottiswoode) o, incluso, la última película de Martin Scorsese, Silence… La pobreza, la sexualidad, la drogadicción y la religión, si bien son detonantes de diferente gama, confluyen en un mismo y reiterativo tema, el excluido de la sociedad, el paria, el perseguido, el otro en el que no queremos reconocernos.
Lion está inspirada en la autobiografía de Saroo Brierley, un joven indio que estuvo perdido durante veinticinco años. A los cinco años, Saroo suele ir con su hermano Guddu a buscar monedas en los vagones del ferrocarril. Cierta noche se queda dormido en el vagón de un tren de carga que viaja durante catorce horas, alejándolo del hogar. Una Calcuta oscura, mugrienta y superpoblada lo recibe en un laberinto de miserias y peligros, hasta que finalmente es adoptado por una pareja australiana, donde crece, estudia y se prepara para el futuro, un futuro que no logra soslayar hasta que no encuentre su origen.
Así dispuesta, la historia puede estructurarse en tres partes. La primera, narrada en dos largas secuencias, donde se nos cuenta, por un lado, la composición familiar: su admiración hacia su hermano mayor  y la necesidad de ayudar con su esfuerzo a una madre que realiza un duro trabajo para mantener a su precaria familia; y por el otro, la vida en Calcuta, donde debe comunicarse sin comprender el idioma, sobrevivir entre pederastas, ladrones y abusadores de  autoridad. La segunda parte, muy escindida de la primera, transcurre en Tasmania, donde vive junto a los padres adoptivos y crece como un joven de clase media, pero torturado por no encontrar su pueblo de origen. Finalmente, en la tercera se narra el desenlace, que no develaremos.