30 abril 2006

Una crónica mil veces vista

¿Qué tendrá Crónica de un niño solo, la ópera prima de Leonardo Favio, que aunque lleve cerca de diez veces de verla, me atrapa, me subyuga, me seduce, me embruja?

Dedicada a su mentor, Leopoldo Torre Nilsson –para quien Favio representó como actor el eterno papel de joven rebelde de una generación de clase media que sólo se atrevía a mirarse a sí misma–, Crónica de un niño solo incursiona en la infancia marginal, la que se desarrolla entre la villa miseria y el reformatorio, la que convive con el burdel y con la patota.

En lo formal, Favio tiene una audacia a toda prueba, y le queda bien... quizá sea eso lo que me subyuga, su desenfado para filmar picados sobre los chicos o contrapicados sobre la autoridad, o para narrar en tiempo real una fuga que consume casi quince minutos del film, o para detenerse en un plano que no dice nada si no es apoyado por la banda sonora.

El juego de luces y sombras de una composición que se debate entre el encierro (el reformatorio, la cárcel) y la plena libertad (el río, la calle) es un contrapunto en el que las sombras proyectadas en los ambientes cerrados engrandecen las figuras humanas (la del preceptor, la del niño que, castigado, corre sin parar alrededor del salón de "entretenimientos", donde pasan horas vacías los chicos sobre baldosas que hacen las veces de un tablero de ajedrez); o sombras de rejas duplicadas, proyectadas sobre los muros, como para encerrar más aún a la pequeña fauna que se encuentra entre esas cuatro paredes; o la plena luz, casi obscena, de una ventana abierta estampada sobre una pared del reformatorio, como para subrayar más el encierro.

En cambio, cuando el protagonista escapa y disfruta del aire libre, del baño en el río, la naturaleza es representada bucólicamente (el río manso acaricia las hierbas a su paso, los pájaros pían alegremente, los animalitos silvestres viven su libertad con desparpajo, la brisa mece la copa de los árboles...) como escenario de la escena más violenta del film. Ese contrapunto, antes (en el encierro) dado a través de las luces y sombras, y aquí (en la libertad), por medio del contraste de las situaciones tan opuestas, permite connotaciones que me subyugan.

Crónica de un niño solo (1964) no es sólo la primera película de Favio, es también la primera de una trilogía, que se completa con Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más... (1966) y El dependiente (1969). Luego Favio se convirtió en cantante, pero no dejó el cine. Su obra posterior también es destacable, pero para mí, nunca volvió a alcanzar el nivel de expresión de su primera trilogía, esas tres películas que contaban historias sencillas, provincianas, en blanco y negro. Ese cine que realizaba, más a partir de la intuición que de la experiencia... Ese es el Favio que yo rescato, que aplaudo y que por más que insista, no termina de cansarme, ni de aburrirme, ni de fastidiarme. Es el Favio más íntimo, más conmovedor, más auténtico.

Liliana Sáez

28 abril 2006

Cuando la literatura y el cine se dan la mano

EN BUSCA DEL PAÍS DEL NUNCA JAMÁS
Marcela Barbaro



Un escritor llamado James Barrie le regaló a la infancia una hermosa historia. De esas historias elegidas a la hora de dormir para que los niños deseen que, al cerrar sus ojos, el sueño la vuelva realidad. Ha nacido un niño llamado Peter Pan quien habita el país del Nunca Jamás, un lugar donde se puede ser dueño del aire para volar como mágicas plumas o ser los temidos piratas timoneando la altanería de un barco sobre el mar embravecido; es un refugio donde dejan escapar sus miedos hacia la garganta de un hambriento cocodrilo, o donde pueden encontrar el reparo para sus tristezas tan solo con el soplo de una campanita, y donde se hamacarán sus risas entre los brazos maternales de los árboles.

En el país del Nunca Jamás solo pueden entrar los niños. Su valija solo deberá contener imaginación, inocencia e ilusión. Vivirán algo maravilloso. Esa experiencia los preparará para el momento en que dejen de ser pequeños. No se darán cuenta que algo cambió, que la mirada hacia su alrededor es diferente. Algo se pierde aunque también se gana, ¿o no? Será la hora de aprender a convivir en un mundo incierto habitado, también, por el dolor y la incierta finitud.

Un cineasta llamado Marc Forster junto a Johnny Deep, Kate Winslet, Julie Christie y Dustin Hoffman le regalaron a la adultez esa hermosa historia. De esas historias elegidas para ver en cualquier horario y que recrean lo que un hombre dejó como legado, dentro de la literatura, gracias a su preocupación por los seres más delicados y preciosos que existen, nuestros niños.

A mi hijo Manuel que está creciendo…

26 abril 2006

La cerilla más famosa de la historia del cine


John era su nombre, Western, su apellido. El hombre que disparó a Liberty Valance es para mí una síntesis de la vida de John Ford y John Wayne. Y por consiguiente, el resumen de la vida del Western.

John Ford era consciente que la historia del cine estadounidense cambiaba paralelamente a la de su país. El Western ya no era el de antes, los “indios” no eran los malos ni los vaqueros tan buenos.

La figura del vaquero fronterizo estaba desapareciendo. El héroe cuya única compañía eran su caballo y su revólver estaba transfigurándose. Los pueblos de nadie se estaban convirtiendo en grandes ciudades. Todo eso y más retrata Ford en este film, una obra sublime, incomparable. Maestra.

Un abogado, interpretado por James Stewart ha llegado a un pueblo en ferrocarril, el humo tiñe el cielo de negro a manera de presagio. Esta idea fue copiada de Hitchcock en Shadow of a doubt , cuando el primo misterioso (Joseph Cotten) llega a un pequeño pueblo en supuesta “visita familiar”.

Quisiera ir más allá y meterme en terreno peligroso, por eso digo que James Stewart no solo interpreta el papel de abogado, ¡sino el del mismísimo John Ford!, intentaré explicar esto en lo que queda de escrito.

La visita de James Stewart (ahora convertido en senador) se debe a la muerte de Donophan, interpretado por John Wayne. Un ligero movimiento de cámara acompaña las palabras melancólicas de la mujer de Stewart, que contempla anonadada cómo el pueblo (el Western) se ha transformado, ahora existen, según bien dice ella, iglesias, escuelas, tiendas...

La muerte de Donophan nos debería bastar como síntesis de lo que quiere expresar Ford. Al morir Wayne muere un icono del Western. No muere un personaje de una película, sino “El personaje”, “El actor”. Con Wayne se entierra definitivamente al cowboy, al homeless, al hombre duro. Ford entierra su invención, y con ella al Western.

Pero Ford piensa enterrarle a lo grande: botas, espuelas y revólver. ¡Cuánta épica en una sola línea de diálogo!

Stewart narra a unos periodistas la historia de su relación con Donophan...

Llegó al pueblo en una vieja diligencia, curiosa similitud con la de John Ford, que irrumpió en el género con otra obra maestra La diligencia, y que ahora, con El hombre que disparó a Liberty Valance, desea narrarnos cómo ha sido su aventura. Ford nos cuenta cómo inventó el género y cómo ahora, viéndole cansado y cambiado, decide enterrarle de la manera más heroica y a la misma vez melancólica.

Ford impregna su película con secuencias de cine en estado puro, donde los elementos de atrezzo, los movimientos de cámara y las frases memorables hacen imposible concebir cualquier otra posibilidad de emplazamiento de cámara.

— Tú no perteneces a este pueblo, Valance.

—¡Yo soy de dónde cuelgo mi sombrero!

¿Cómo una sola línea de diálogo puede resumir un género? ¿Cómo puede encerrar tanta pasión?
¿Cómo puede una persona resumir una carrera cinematográfica en una línea?

Ford es enorme, sería imposible clasificarle.

Un caballo irrumpe en una convención, se monta encima de un escenario y hace una pequeña demostración con un lazo. Ford es consciente que el Western se ha acabado. Los vaqueros disparando al aire montados en sus corceles son ahora puro artificio, mera puesta en escena. El cine es otro y el crepúsculo del género ha llegado. No hay vuelta atrás, no le demos más giros de tuerca. Ford abandona de manera sabia: cuando sabe que ha llegado el momento.

Y esa cerilla que encendió un personaje de ficción, pero tan real a la misma vez, es apagada ahora por otro hombre: un director que sabe que su aliento no es solo el de él, sino el de un hombre que le ha acompañado en una gran aventura. Y ahora ese hombre ha muerto, se llamaba Western.

Marc Jardí

21 abril 2006

Desde Cali, Colombia


Las rutas de Internet me llevaron a Cali, calabozo de Andrés Caicedo. Allí conocí a los muchachos que publican el periódico estudiantil El Clavo: un grupo de jóvenes que se complementan intelectualmente y que Andrés David Aparicio(*) define en su Manifiesto I + H como ingenieros humanistas.
Andrés me impresionó gratamente por sus cuentos publicados en
Oniri Adapar y por sus reflexiones de Contravía. Tiene talento literario, podría ser un guionista de primera, pero yo lo tenté para que hiciera las veces de crítico y publicara en kinephilos. Aquí está...
Bienvenido, Andrés.
LS

V FOR VENDETTA
Andrés David Aparicio



Simple como la sonrisa fija del asesino mientras seduce a la Muerte y la induce a operar bajo su mando. Tan simple como la sonrisa fija de aquel que ha perdido los ojos y ve la realidad sin el velo que la cubre. Así es esta película en la que no pasa nada y pasa todo. Nada porque la historia original se diluye en un discurso bastante maniqueo. Todo porque el mensaje es válido y necesario en estos momentos. ¿Qué nos importa si por enviar un buen mensaje se simplifica el cuento? Importa que llegará a más gente y que más personas lo entenderán. Cierto, se pierde la mayor parte de la confusa y fructífera reflexión inspirada por el cómic —fuente de la película— pero la crítica contra el gobierno de los Estados Unidos es clara, directa y amena. El fin se ha alcanzado, los medios no han importado, la película ha funcionado. La historia misma de su producción refleja la otra, esa que sobrevive entre líneas —debería decir entre cuadros— y que percibimos cuando cerramos los ojos para abrirlos nuevamente después de ponernos la máscara del terrorista/salvador que ve más allá de lo evidente.

Vamos por partes.

Alan Moore y David Lloyd se unen para crear un cómic netamente inglés. Su pesimismo político los lleva a crear una Inglaterra convertida al fascismo, donde el individuo no vale y es controlado por un estado totalitario. Este panorama sirve de contraste para que el anarquismo del protagonista sea más evidente. El mensaje del cómic es confuso intencionalmente pues sus autores no pretendían imponer sus opiniones sino motivar a una reflexión profunda. Que cada lector se defienda solo, para eso es inteligente. Punto. Entra Joel Silver. Años con los derechos bajo el brazo, se une con los hermanos Andy y Larry Wachowski para producir la adaptación. Ellos, fanáticos declarados del trabajo original, tienen un guión listo. Matrix después, empiezan a trabajar. Como director es elegido James McTeigue quien fuera primer asistente de dirección en las dos últimas partes de trilogía. Llegan los cambios en el guión, motivados por el acontecer político mundial. Léase este adjetivo bajo el supuesto que Estados Unidos es el mundo. Londres como ciudad permanece pero ahora el fantasma de Nueva York la habita.

Como siempre ha ocurrido con las adaptaciones de sus historias, Alan Moore se distancia y deja todo el crédito en manos de David Lloyd quien ve su nombre en letras grandes, blancas sobre un fondo negro lleno de imágenes rojas. La referencia cromática es evidente. Banderas, insignias, púlpitos y actitudes Nazis. Hasta el apellido del líder es cambiado de Susan a Sutler en una sutil referencia a Adolf. Durante gran parte de la película lo vemos como un gran rostro que habla desde una gran pantalla. El veterano actor John Hurt vocifera con rabia y gesticula al mejor estilo alemán. Su actuación aquí contrasta vívidamente con la pasividad de su Winston Smith en 1984. Entonces era el sometido, el encerrado en una sociedad que hubiera aprovechado a alguien como V. Ahora es el Gran Hermano. Gran cambio: los tiranos de hoy son los pisoteados de ayer.

Hurt no es el único nombre reconocible. La ronda empieza con el cráneo perfecto de la desaprovechada Natalie Portman, pasa por Stephen Rea como el Inspector en Jefe Finch, y termina con la voz de Hugo Weaving quien para bien o para mal será recordado por su “Hello, Mr. Anderson”. Actores famosos, una producción de mucho dinero, efectos sutiles —con la poco honrosa excepción de una secuencia de bullet-time convertido en knife-time—, buena fotografía, una gran dirección de arte, diálogos densos que son más placenteros de leer que de escuchar, y la herencia de un gran cómic hacen de esta una película entretenida con un mensaje emotivo sobre la libertad. Pero, si olvidamos a los creadores del cómic, a los productores, a los actores y a la inolvidable voz de Mr. Smith detrás de la máscara de Guy Fawkes, ¿qué nos queda?

Una historia sencilla donde flotan historias más pequeñas que están mejor contadas; un anarquista convertido en defensor de la libertad, cuyos medios dejan una molestia en el estómago; una mujer que se enamora de una idea; una banda sonora que incluye clásicos de Tchaikovsky y de los Stones; un gobierno que es el tuyo, el mío, el de todos; y un momento de epifanía policíaca desechado porque en ese mundo —en nuestro mundo— no hay lugar para el misticismo cotidiano. Donde tampoco parece haber lugar para la sonrisa fija de aquel que vive su vida de la forma que considera correcta y no abandona esa pulgada de integridad que es el tesoro más valioso y el refugio más seguro que tenemos como seres humanos.


(*) Andrés David Aparicio integra el Consejo Directivo, el Comité Web y el Comité de Imagen de El Clavo.

19 abril 2006

La violencia en Cronenberg

UNA HISTORIA VIOLENTA
Marcela Barbaro



Una historia violenta es una buena película con bastantes pretensiones.

Según declaraciones de David Cronenberg: "La violencia es parte de la naturaleza humana y de la historia de la humanidad, y demanda ser explorada. Está en los periódicos y en nuestras mentes todos los días. Entonces uno artísticamente y creativamente siente que es algo con lo que hay que lidiar, y esperás y preferís tener que lidiar en tu vida creativa, y no en tu vida del día a día...".

Tom Stall (Viggo Mortensen) es dueño de la cafetería del pueblo de Milbrook en Indiana. Está felizmente casado con Eddie (María Bello) y tiene dos hijos: Jack, un adolescente y una pequeña niña llamada Sarah. Juntos forman una armoniosa y unida familia. Todo transcurre normalmente y sin sobresaltos hasta ser asaltados, en la cafetería, por dos delincuentes que venían robando y asesinando desde otro pueblo. Tom resiste la situación con una valentía y una violencia inusitada. A partir de ese hecho, se transforma en el “héroe” del pueblo. Episodio que dio lugar a la publicación de su foto en los diarios, la cual fue reconocida por un mafioso, interpretado por Ed Harris, quien dice conocer la verdadera identidad de Tom, y con quien pretende saldar antiguas deudas pertenecientes a un pasado en común. A partir de allí, las cosas nunca serán lo que fueron.

Los pueblos parecerían ser los lugares ideales para vivir. Rincones de paz donde la violencia parece mitigarse. Éste es el escenario elegido para retratar a los personajes de Una historia violenta caracterizados por su alto grado de violencia tan latente y contenida como eufórica y terminante. Empezando por el desconcertante Tom, siguiendo con su hijo Jack y terminando con su tío, el hermano mayor de Tom, interpretado por William Hurt.

Es, precisamente, a través de esos lazos familiares donde Cronenberg pone el acento a su obsesión por los temas genéticos y como se heredan y se repiten de generación en generación. Las vinculaciones y sus parecidos. Las transmisiones de determinados rasgos que forman la personalidad y que terminarán de definir nuestra identidad. Hay toda una búsqueda íntima para definir ese lugar de pertenencia, y del que a veces se reniega.

Asociado a la violencia, el sexo siempre se manifiesta en el universo cronenbergiano. Esta vez, de manera más escueta pero con las mismas obsesiones: sexo intenso durante situaciones conflictivas, las marcas visibles en el cuerpo a modo de recuerdo y/o souvenir, la incursión en juegos sexuales, los lugares no convencionales para tener sexo, etc. Este es el modo en que las mujeres ejercitan un tipo de “violencia pasional” relacionada con otras cuestiones, y frente a lo cual los hombres se muestran cautivos.

El uso de una narración clásica juega como contrapunto de las imágenes intemperantes de este thriller. El ritmo fluye con mucha madurez y nos permite dilucidar, junto al autor, algunos interrogantes que se presentan por momentos como situaciones predecibles pero que responden a las características propias del género.

El film da lugar a ciertos interrogantes: ¿Por qué la violencia se utiliza para reafirmamos socialmente?, ¿es contraproducente formar una familia por miedo a transmitir un legado iracundo? o ¿el núcleo familiar ayuda a fomentar la tolerancia al ser un refugio de contención?, y por último, ¿cuánto conozco a quienes me rodean?

Una historia violenta es, quizás, el film más reflexivo de David Cronenberg.

17 abril 2006

Banda sonora

NO DIRECTION HOME: BOB DYLAN
Alfredo Escalante


Los biógrafos de Bob Dylan, el mítico y carismático intérprete de lo que se conoce como música folk, afirman que nació el 24 de mayo de 1941, en Duluth, Minesota, Estados Unidos. Comenzó a tocar la guitarra a los 12 años, y su carrera como cantante se inicia en el Hight School.

Dylan ha sido objeto de un documental del maestro Martin Scorsese, que según las palabras del crítico Yorgos Gouman:

“…Resulta ser una delicia no sólo para los dylanianos, sino para los melómanos en general, porque uno de los aciertos de Scorsese es haber retratado a Dylan dentro de su contexto histórico (la erupción del rock’n’roll, la guerra fría, el movimiento por los derechos civiles, etc.) y geográfico (la vida en el medio oeste estadounidense) con una precisión casi antropológica. Desde los primeros pininos en su ciudad natal (donde el cierre de las minas, fuente principal de ingresos de la ciudad, le hicieron empezar a tener conciencia social) y los días de bohemio en Nueva York hasta su conversión en un ídolo y voz de protesta de toda una generación, pasando por los “abucheamientos” por parte de los “talibanes” de la música folk, que no aceptaban que se vendiera (según ellos) al mainstream (el negocio de la música) por haberse enfundado una guitarra eléctrica y tocar rock’n’roll (...) El documental está plagado de escenas nunca vistas, de archivos personales y testimonios de personas cercanas al músico (Joan Báez y Allen Ginsberg, sobre los cuales haré mención más adelante. Aparte de las propias declaraciones de Dylan, ya valiosas, porque Bob Dylan siempre se ha mostrado reacio hacia la prensa e incluso a abrir su alma...”

Hasta aquí, las palabras del crítico Goumas. Bob Dylan (cuyo verdadero nombre es Robert Allman Zimmerman) comienza a usar este nombre cuando llega a la Universidad de Minesota, en 1959, como un homenaje al poeta Dylan Thomas. En 1961 se radica en Nueva York, donde se inicia como cantante folk en los cafés del género y se hace amigo de uno de los máximos representantes de la música folk, pionero en eso de “vagamundear” (¡no vagabundo!) o sea, viajar en los vagones de carga de los trenes por la vasta red ferroviaria de los Estados Unidos, cosa que le permitió conocer casi todo el territorio, sin tener que pagar un centavo, como si fuera el precursor de lo que serian los hippies, veinte años después. Estoy hablando del cantautor, Woody Guthrie, (aunque algunos afirman que Dylan exageró esa amistad).

Woody Guthrie fue el padre de Arlo Guthrie, cantante, compositor y actor de cine, (algunos de los que me leen, quizás recuerden Alice’s Restaurant, de gran significado para la cultura del movimiento hippie) de películas de no muy grata recordación, pues hacía una especie de parodia de si mismo. Además fue uno de los protagonistas del celebre festival de los “Tres días de paz, amor y música” el festival de Woodstock en 1969. Pero volviendo a Dylan, que es lo que nos ocupa hoy, seguimos tras sus pasos. En sólo dos meses, su manera particular de cantar lo lleva a destacarse en el ambiente folk de Greenwich Village. Fue descubierto por el talent scout (cazador de talentos) John Hammond, padre del cantante de blues del mismo nombre, de CBS Records.

Su carrera profesional fue manejada por Albert Grossman (quien años más tarde dirigiría los “negocios” de Jimi Hendrix, que también fue descubierto por Hammond). A fines de 1961, graba su primer disco. De allí extraen el gran éxito que lo catapultaría a la fama, Like a Rolling Stone, que nada tiene que ver con sus “Satánicas Majestades”, quienes tomaron su nombre de una canción del cantante de blues, Muddy Waters. En este primer disco de Bob Dylan, que salió al mercado en 1962, tocan dos de las grandes figuras del movimiento musical estadounidense: el desaparecido guitarrista Mike Bloomfield y el pianista y compositor, creador del célebre grupo Blood, Sweat and Ears, Al Kooper, todavía vivo.

Dylan fue protagonista de un fuerte escándalo cuando en el célebre y exclusivo Festival de Newport, dedicado exclusivamente a la música folk, montó en la tarima amplificadores, cornetas gigantescas (para ese momento, no podemos olvidar que era el año 1965) y sacudió las mentes de los puristas del género. Luego tendría un aparatoso accidente el 25 de julio de 1965, cuando estrelló su moto Triumph en la localidad donde vivía desde hacia algún tiempo, y que será siempre recordada por haberse celebrado allí en 1969, el celebre Festival de Woodstock. Ese accidente lo obligó a retirase de la escena por mucho tiempo.

Pero retomemos las palabras del crítico Yourgos Goumas:

“Es muy interesante constatar el hecho de que él nunca se percibió como la voz de una generación y nunca quiso serlo. Percibía su arte como algo abstracto y superior a cualquier etiqueta. Sin embargo, como es típico de él, se muestra contradictorio, diciendo en ruedas de prensa que era un cantautor de protesta y al otro día, negarlo. Esto es un indicio de que el documental, no intenta mostrar el lado mas íntimo de él (no esperéis picantes revelaciones sobre su vida privada, o sus gustos culinarios), sino como he dicho antes, ponerle dentro de su contexto histórico. Otra muestra de sus contradicciones es cuando vemos que, al principio, Dylan estaba deseoso de que su mensaje llegara a la gente y que les gustara, algo que hoy en día parece no interesarle, según se ve en sus actuaciones; hoy en día no interactúa con el público y casi lo ignora… pero este es Bob Dylan, cuanto más conocemos sobre él, menos lo conocemos de verdad, uno de los genios de la Música del siglo XX en todo su esplendor…”

Esto es sólo parte de la crítica, bastante condescendiente para con un artista que hoy es imagen (su voz y su música, el tema Love Sick sirve de fondo musical a la publicidad) de la línea de ropa íntima Victoria Secrets. Como diría el poeta Pablo Neruda: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.

No podemos hablar de Dylan sin ahondar en quien fuera su compañera de ruta por un tiempo, la también cantante de música folk, Joan Báez; y quien quizás le inspiró para escribir de manera tan especial Sicodélica y algunas de sus canciones: estoy hablando de quien fuera amigo “íntimo” del apóstol del “ácido lisérgico” Timothy Leary, el escritor Allen Ginsberg. Y por supuesto, el “maestro” Martín Scorsese.


Joan Báez nació el 9 de enero de 1941, en Staten Island, Nueva York. Hija de un mexicano y de madre de origen escocés, conoció a Bob Dylan en 1961 en Greenwich Village de Nueva York. Fue ella quien introdujo al compositor e intérprete en el medio folk de la ciudad. Para entonces, ella ya había grabado un disco con el sello Vanguard, llamado simplemente Joan Báez. Estuvieron juntos en el Festival de Newport (1963) y también actuaron juntos (dicen que era su protegido) en la primera edición del Festival de Monterrey, en California. En mayo de ese mismo año (1965) terminó la relación sentimental, quedaron como buenos amigos cuando ella tuvo la oportunidad de presentarse en el Royal Albert Hall de Londres, Inglaterra.

Dylan también grabó y tocó con grupos como The Band, Grateful Dead, Tom Petty and the Heartbreakers y The Wilbury Travel, con George Harrison (ex-Beatle) y Roy Orbison, además de Tom Petty y Jeff Lyne de ELO. Trabajó como actor en películas como Pat Garret y Billy the Kid. En 1973, musicalizó la película Renaldo y Clara, además de una semblanza de sí mismo en la película Heart of Fire...

Cuando Bob Dylan, este juglar del siglo XX, interpretaba Like a Rolling Stone, el 17 de mayo de 1966, faltando sólo seis días para su cumpleaños número 25, en el mítico y legendario Royal Albert Hall de Londres, alguien del público, en vez de ovacionarlo, le gritó, justo cuando finalizaba:
—Judas!
A lo que él contestó:
—I don't believe you!

Algunos de los temas clásicos de Bob Dylan:
Blowing in the Wind (1963)
Time are a-changin (1965)
Subterranean Homesick Blues (1965)
Like a Rolling Stone (1965)
Mr. Tambourine Man (1965)
Lay Lady Lay( 1969)
Knockin'on Heaven Doors (1973)
Love Sick (2003)
…y siguen muchos más!


Allen Ginsberg (Newark, Estados Unidos, 1926 - Nueva York, 1997). Poeta estadou- nidense. Hijo de un profesor de inglés y de una maestra de escuela rusa, que permaneció internada durante años en un frenopático. Pasó por la Columbia University, de la que fue expulsado junto con otros compañeros como Jack Kerouac y William Burroughs. Los tres constituyeron el núcleo fundamental del llamado movimiento beat (beat generation), que rompió con la estética académica y llevó a cabo una auténtica revolución cultural claramente marcada por su denuncia del sistema de vida estadounidense. La publicación del poema Aullido (Howl, 1956), de Ginsberg, fue el detonante que consolidó la poesía beat y le dio forma concreta, basada en un ritmo muy acentuado, con influencias del jazz, que en una asimilación ya total de las técnicas vanguardistas y un retorno a cierta concepción romántica, refleja un universo personal hecho de imágenes que muchas veces convierten el poema en una especie de canto salmódico de gran fuerza expresiva.

Verdadero alegato beat, Aullido es un canto a la locura y a su lucidez, y una protesta contra la sociedad mecanizada y materialista. Quizás después de leer esta breve reseña de la biografía del “poeta maldito” Allen Ginsberg podamos entender la afinidad entre él y Bob Dylan, a quien conoció a mediado de los 60. Las cenizas de Ginsberg flotan en el espacio, en un satélite artificial, orbitando el planeta Tierra.

Martín Scorsese nació el 17 de noviembre de 1942 en Queens, Nueva York. Director de cine. Ha recibido grandes elogios de la crítica y es uno de los nombres más reconocidos en la industria cinematográfica. Pertenece a una familia de la clase trabajadora; su padre era planchador de pantalones. Sus padres fueron el tema de su documental Italoamericano, y tuvieron numerosas apariciones en las películas de su hijo. Por varios años, su madre trabajó como la proveedora oficial de comida en todas las producciones de Scorsese, mientras su padre trabajaba en el departamento de vestuario. En la película Goodfellas, Scorsese dijo que nadie planchaba cuellos como su padre lo hacía.

Scorsese asistió a la Universidad de Nueva York, donde obtuvo una licenciatura en la escuela de cine en 1964, y una maestría en la misma disciplina en 1966. Realizó su primer largometraje (Who’s that Knocking at my Door?) con su compañero de estudios Harvey Keitel, y a partir de entonces formó parte del grupo de cineastas de la década de 1970: Francis Ford Coppola, Brian De Palma, George Lucas y Steven Spielberg. De Palma fue quien le presentó a Robert De Niro, lo cual resultó en una cercana amistad que los llevó a compartir muchos proyectos. En este periodo, Scorsese también trabajó como editor de la película Woodstock.

Taxi Driver animó a Scorsese a proseguir con su primera película de alto presupuesto: New York, New York. Este tributo musical a la ciudad natal de Scorsese fue un rotundo fracaso de taquilla. Entre su adicción y la depresión provocada por el último filme, Scorsese aún encontró la creatividad suficiente para hacer The Last Waltz (1978), un documental bellamente fotografiado sobre un concierto de The Band (en ese momento es que conoce a Bob Dylan, quien en ese entonces se hacia acompañar por los músicos de “La Banda”. Ese mismo año, apareció otro documental dirigido por Scorsese, titulado American Boy. Y sigue la historia de Scorsese…
Con el dinero obtenido por El color del dinero, Scorsese pudo filmar The Last Temptation of Christ en 1987, con un presupuesto modesto, pues Scorsese sabía que el filme no iba a arrasar en las taquillas. Sin embargo, Scorsese no anticipó el furor y la controversia que iban a desatarse cuando el filme fue lanzado al año siguiente. Las protestas en todo el mundo llegaron a la quema de varias salas, y a su prohibición por más de quince años en algunos países. Por este filme, Scorsese recibió su siguiente nominación al Oscar al Mejor Director; nominación que tampoco ganó. Sin embargo, el respaldo que varias figuras del mundo político le dieron a esta película le dio a Scorsese el ímpetu para su siguiente trabajo: Goodfellas (1990).

Con Goodfellas, Scorsese volvió a su nativa Nueva York y se reencontró con Robert De Niro y Joe Pesci. Esta película sobre la vida de un gangster ha sido llamada la mejor película de mafiosos desde El Padrino, y le dio a Scorsese su tercera nominación al Oscar como Mejor Director; Oscar que perdió, esta vez frente al novato Kevin Costner por Bailando con lobos.

Cuando Scorsese decidió realizar el documental de Bob Dylan, el cantante no se reunió con él, sólo le envió material inédito para que realizara No Direction Home: Bob Dylan, un documental que cuenta con imágenes nunca vistas del músico también cedidas por las discográficas. La iniciativa de realizar una semblanza del compositor de Knocking on Heaven’s Door fue de la televisión pública norteamericana (PBS), británica (BBC) y japonesa (NHK), que le encargaron a Scorsese recorrer la vida y obra de Bob Dylan entre 1961 y 1966. Además de las entrevistas, el film incluye imágenes de los Newport Folk Festivals de 1963 al 65, outtakes del famoso documental de D. A. Pennebaker Don't Look Back y rarezas proporcionadas por fans del músico.
Además de ser el director de El aviador, Goodfellas y Toro Salvaje, Scorsese siempre se ha dedicado a realizar películas sobre la historia de la música americana, entre ellas The Last Waltz (1978) que capturó el legendario concierto de despedida del grupo The Band. Además el director fue asistente de dirección y editor de Woodstock (1970). Scorsese ha sido fan de Dylan durante años: “Tuve el privilegio de filmarlo para The Last Waltz —expresó—. Admiré y disfruté sus muchas transformaciones musicales. Para mí no hay otro artista que haya creado algo tan personal y único”.

Escribir este segmento o artículo ha sido tan fascinante como realizar un programa de radio. Son tantas las vivencias y las cosas aprendidas, que sólo me queda decirles, donde quiera que se encuentren: “Que las estrellas nos guíen… ¡siempre!... llevándonos todo por delante…”, ¡como una piedra rodante!

10 abril 2006

Para agendar

A Lorena Cancela(*) la conocí en el medio académico. Respetando nuestros tiempos y nuestros códigos, en el trajín diario de una escuela de cinematografía, aprendimos a ser amigas.
Con ese amor al cine que sobrevive alejado de nuestras pantallas, un profesionalismo a prueba de fuego, la sensibilidad a flor de piel y una mirada crítica, Lorena publica su segundo libro y nos invita a leerlo.
LS


La cita es el miércoles 26 de abril a las 20 hs en la Feria del Libro, Rincón de Lectura.

¿Qué motiva a Abbas Kiarostami a filmar? ¿Qué piensa Apichatpong Weerasethakul de la relación entre el hombre y la naturaleza? ¿Se puede traducir 'la realidad' al cine? ¿Qué busca un realizador en Ubekistán? ¿Por qué Atom Egoyan hizo Ararat? Y, ¿qué piensa un cineasta armenio de ésta? ¿Se imagina una de las películas favoritas de Claire Denis? ¿Cómo afectan a nuestra memoria las nuevas tecnologías?

Preguntas, respuestas, otras preguntas... De la práctica a la teoría cinematografía, del cine al mundo...

De la Argentina a Tailandia, de Australia a Irán, de Corea del Sur a Dinamarca, de Canadá a Ubekistán...

Prologado por Diego Lerer

Adulterios de la escucha, entrevistas con el 'otro cine' intenta arrojar un poco de luz sobre algunos misterios y plantear otros.

Segundo libro de Lorena Cancela, después de Mirada de Mosca, el eje aquí es escuchar.
Y lo distribuye Metrópolis Libros.


(*) Licenciada y profesora en Artes, egresada de la UBA. Ha contribuido con revistas de Australia, España, Estados Unidos, Irlanda y Argentina, así como con distintos sitios web alrededor del mundo. Participó de diferentes ponencias, encuentros y festivales de cine locales e internacionales, además de programas de radio y televisión locales. Actualmente dicta clases en distintas instituciones de educación superior de Buenos Aires.

07 abril 2006

Nos dueles, Venezuela

Marc ha sabido decir lo que sentimos quienes amamos a Venezuela al leer las noticias del 5 de abril. Y lo dice así...
LS

POR MI DERECHO A LA VIDA
Marc Jardí

Por mis mejillas cayeron tres lágrimas. Fue ayer, antes de acostarme. Cayeron casi de manera consecutiva, como si fueran trillizas. Y cual madre que acaba de dar a luz les puse nombre: Brian, Kevin y Jason.

Deseaba verles crecer. Ansiaba presenciar como sus ojos se convertían en hermosas perlas blancas y como de sus manos surgían hermosos dedos de pianista.

Impotente me sentí al saber que era incapaz de frenar la evaporación de mis tres lágrimas, de mis tres perlas. Sentía en mis ya no sonrosadas mejillas, como mis niños se secaban sin que yo pudiera hacer nada al respecto.

Mi propia carne me las estaba arrebatando, chupándolas cual parásito. Y la suave brisa ayudaba a que la muerte fuera rápida. Mi carne que también es tu carne. El aire que también es el que tú respiras.

Maldita sea mi carne tu carne, mi aire tu aire nuestro aire. Maldito el ser humano capaz de crear creyendo tener el derecho a matar.

A duras penas ha salido hoy el sol y ha alumbrado mis mejillas enlutadas. Las ha calentado lo suficiente como para que en el reflejo del agua en un pozo pueda ver como han vuelto a tornarse rosadas. Ha sido entonces cuando me he dado cuenta que mis tres perlas no han muerto, sino que ahora forman parte de mi cuerpo que es tu cuerpo, pues la carne solo arrebata carne y el aire alivia dolores, sin que nos demos cuenta.

Brian, Kevin y Jason estarán siempre en mi mente. Tu carne me lo has arrebatado celosa y por ello tus lágrimas serán dolores y dolores. Pero como yo te amo tu luto será mi luto.

Te regalo mis perlas como señal de duelo... a todos aquellos que nacen, a todos aquellos que mueren y a todos aquellos que callan, pero no porque no estén muertos, sino porque no tuvieron tiempo de aprender a hablar.

Elogio a la vida, derecho a la vida, protesta silenciosa. Tres lágrimas sobre la almohada, nada más.

05 abril 2006

WRZ

WHISKY ROMEO ZULÚ
Marcela Barbaro




La utilización que se haga de los medios de comunicación para denunciar determinados hechos repercute indefectiblemente en la opinión pública, y ésta influye sobre el aparato gubernamental a la hora de tomar decisiones. Esa fue la intención de Enrique Piñeyro al realizar su ópera prima Whisky Romeo Zulú.

El cine de denuncia es un cine movilizante. Es una herramienta que tiene la intención de concientizar e influir sobre determinados problemas sociales, políticos y económicos.

Whisky Romeo Zulú funciona de esa manera al relatar las causas y los antecedentes que llevaron a la caída del avión de LAPA sobre la avenida costanera (Costanera Norte) en el momento del despegue y que provocó la muerte de muchas personas. El acontecimiento tuvo lugar el 31 de agosto de 1999.

El film protagonizado por Enrique Piñeyro, quien era comandante de LAPA en ese entonces, hace un recorrido testimonial dando muestras de las negligencias y las despreocupaciones cometidas por miembros de esa compañía. La diversidad de problemas que padecía la línea aérea no sólo provenía de la falta de mantenimiento y suministros de repuestos para los aviones, sino también de una cadena de irresponsabilidades y de lavados de manos de todos los que trabajaron allí. La historia se enmarca dentro de la investigación judicial del caso para mostrarnos las presiones y los hostigamientos efectuados hacia el juez que investigó la causa.

Con una gran fluidez narrativa se logra retratar la mediocridad que encierra la historia. Sin golpes bajos, sin hacer muestras morbosas del siniestro, Piñeyro logra mantener un ritmo equilibrado con una buena coherencia discursiva. Paralelamente narra fragmentos de su infancia donde se manifiesta claramente su vocación como piloto y el inicio de un amor no correspondido. Esta vuelta hacia el pasado no funciona como un desvío sensiblero, sino que ratifica la fidelidad hacia sus convicciones y principios mantenidos durante el paso del tiempo.

Hay una atención especial en el cuidado de las imágenes que registra al estar volando, dando cuenta de su pasión por lo que hace. Y es por esa misma pasión, que es más doloroso el hecho de presenciar los descuidos y deterioros que atestigua.

Por último, las imágenes de archivo que utiliza completan un rompecabezas de personalidades inescrupulosas que terminan de avergonzarnos por completo.

Fue un hecho que, aún hoy, sigue provocando indignación y que ha sido retratado con mucha dignidad.

02 abril 2006

La alienación comunicada

UNA MIRADA DENTRO DEL CINE NACIONAL
Marcela Barbaro

El Nuevo Cine Argentino surgió a mediados de los noventa ofreciendo hasta hoy diversas propuestas estéticas y temáticas. Frente a la tradición costumbrista del cine de los 80 y los 90 con su carácter comercial, superfluo, reiterativo y pasatista, los nuevos cineastas aportaron una renovación artística necesaria y vital para el crecimiento cinematográfico de nuestro país. A pesar de la variedad que nos ofrece, se pueden destacar dos enfoques opuestos sobre la realidad y sobre el cine en general.

Por un lado, están las películas referentes de la realidad y comprometidas con la problemática social. Por ejemplo: Mundo Grúa, Pizza, birra, faso; Un Oso rojo, Los muertos, El cielito, Buenos Aires viceversa, etc. Sus miradas se mezclan a través de imágenes estéticamente elaboradas y veraces. Tienen un sentido crítico y de reflexión acerca del mundo actual. El resultado es: la verosimilitud, la intensidad y la sensibilidad. Sus historias son dramáticas, simples y duras. Los personajes están bien definidos, ya que responden a estereotipos sociales determinados, sobre todo cuando son interpretados por actores no profesionales. El papel del cine no sólo juega como agente observador sino también como partícipe implicado y afectado con todo lo que acontece a su alrededor. Se muestra comprometido y alejado de la indiferencia. Estas características son las que lo asemejan al neorrealismo italiano. A partir de esta tendencia cinematográfica, y de otras que quedarán para otra nota, se demostró que es posible confiar y creer en nuestros talentos nacionales, los cuales han trascendido las fronteras al ser reconocidos y premiados en los principales Festivales del mundo.

Por otro lado, están las películas que abordan la actualidad adolescente y juvenil. Aquí es donde quiero detenerme. Ej.: Nadar solo, Sábado, No sabe no contesta, Silvia Prieto, Ana y los otros, Palermo Hollywood, etc. Es el mundo de jóvenes que buscan su identidad y su lugar en un mundo; lugar del cual descreen y desconfían ya que nuestra realidad, como bien sabemos, es desconcertante, injusta e inestable. Las historias que cuentan tienen un carácter minimalista al igual que su puesta en escena y sin un hilo conductor claro. Los conflictos, si los hay, tampoco se definen en el film porque están relacionados al mundo interior de los personajes que reflejan, los cuales mayormente carecen de un propósito determinado. No tienen objetivos por los cuales luchar y no se terminan de definir a lo largo de las historias. Es como si viésemos el capítulo de la historia de alguien en un momento de indecisión. Las relaciones que mantienen son meramente casuales. Nunca se preguntan nada ni se replantean nada. Son seres que se buscan sin poder encontrarse. Otro rasgo característico son sus diálogos vacíos de contenido, de profundidad, de lucidez porque en realidad monologan. Por ejemplo: Situación en la que dos amigos están dentro de un bar queriéndose levantar a una chica.

—¿Vos o yo?
—Mmm no sé, anda vos bolú.
—No, anda vos.
—No sé.
—¿Qué no sabes?
—No sé qué cosa no sé.

En definitiva, los denominadores comunes que circulan e inundan las imágenes son la apatía, el desinterés, el minimalismo, la abulia y la incomunicación. Junto a los otros cineastas, éstos también surgieron del inconformismo hacia aquel cine criticado conjuntamente con sus pares, pero la diferencia con los primeros, es que en su afán de diferenciarse tanto no proponen nada a cambio. Al parecerse un film a otro terminan siendo meros clichés. Asimismo, se manifiesta en contra de aquel otro cine que narra historias simples o complejas, con mensajes más o menos explícitos, por lo tanto ¿no hace que termine transformándose en un producto abúlico?

De la diferencia surge la oposición. Pero la oposición por la oposición misma no tiene sentido. Se sostiene con un argumento sólido y basado en una argumentación concreta que lo respalde. Tanto la incomunicación como la apatía comunican que algo pasa, como lo hace el silencio. Ambas, son algunas de las consecuencias del postmodernismo en el que estamos insertos y que son reflejadas a través de este cine.

Gilles Lipovetzky (1) habla sobre la sociedad posmoderna definiéndola como “la era del vacío en la que los sucesos y las personas pasan y se deslizan, en la que no hay ídolos ni tabúes definitivos, pero tampoco tragedia o apocalipsis. No hay lugar para la revolución, ni para fuertes compromisos políticos, la sociedad es como es y la idea de cambiar radicalmente la misma, no se le ocurre a nadie”.

El cine está realizado por directores inmersos en ese vacío definido por Lipovetzky por ende, lo manifiestan siempre consciente o inconscientemente. No buscan despegarse de esos patrones, no los critica, no da alternativas de cambio, se muestra dentro de un inconformismo y ahí se queda. No invita a reflexionar sobre la mirada y los conflictos que padecen los jóvenes de hoy como consecuencia de un sistema tan duro y de descreimiento. Se puede pensar también que no tengan pretensiones de hacerlo, pero no siento que así sea, porque ¿cuál es el fin de hacer cine? si los deseos individuales de expresión nacen de una necesidad. Y esa necesidad quiere ser escuchada, vista e interpretada por otros a los que está dirigida. Quizás para estos realizadores el cine funcione como catalizador… La sensación que me deja es la de un cine alienado en esa realidad desde donde emerge.


(1) Gilles Lipovetzkyen: La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Anagrama, Barcelona, 1986.