09 julio 2016

Morirse de la risa. Los inicios del cine cómico

Liliana Sáez

Hacia finales del siglo diecinueve, en Francia, los hermanos Lumière no confiaban en la popularidad de su invento, el cinematógrafo. Lo consideraban una curiosidad científica y como tal la explotaron. Pronto fue inevitable la búsqueda de novedades al registro repetitivo de escenas cotidianas. Sin quererlo, con sus pequeños cortos iban inaugurando algunos esbozos de lo que sería el lenguaje cinematográfico. La llegada del tren a la estación de la Ciotat (1895) presenta la profundidad de campo (el objeto de la mirada –el tren- se muestra primero en plano general y luego en primer plano) y el plano secuencia (la composición del cuadro se ve alterado por el movimiento del tren y de los pasajeros en el andén, a pesar de ser una cámara fija la que los registra). O el primer travelling conocido, realizado por uno de los operadores de los Lumière, Eugène Promio, al filmar Venecia desde una góndola (1896). Pero con El regador regado (1895), el primer gag (efecto cómico) del cine, los hermanos franceses no tenían idea de que habían inventado el cine de ficción y que le estaban dando cauce a un género, el cómico. Aquella primera broma filmada arrancó risas entre los espectadores y fue tan exitosa que abrió una vertiente narrativa y económica que no sospechaban.
En esos primeros años, los cortos de uno o dos minutos de duración predominaban en los programas que se le ofrecían al espectador, frecuente visitante de ferias y circos. Eran historias inspiradas en la imaginería popular, en los ambientes circenses, en los espectáculos de vodevil o en postales graciosas. Se limitaban a un par de gags visuales, muy parecidos a los de las tiras cómicas que se publicaban en la prensa. La diversión que provocaban en los espectadores surgía de una relación inesperada entre los personajes y los incidentes que vivían. Los actores provenían del music hall y solían reproducir, frente a la cámara, las situaciones que representaban en el teatro.
Es el inicio del burlesco, caracterizado por el absurdo, las situaciones violentas, donde lo físico tiene más importancia que lo moral o lo psicológico. Género basado en el gag, breve improvisación cómica que sorprende al espectador, porque rompe con la linealidad de la trama, sorprendiéndolo por lo inesperado. En la estructura de las series cinematográficas de los primeros años, el esquema dramático es un simple pretexto, lo fundamental es la serie de gags que no obedecen a la coherencia del relato literario, sino que funcionan como versos de un poema.