28 marzo 2009

Caicedo por Ospina en el Bafici

Amigos, es la oportunidad de descubrir a Andrés Caicedo, mi ángel caleño. Aquel con el que los he torturado en varios de mis posts; aquel que guía los pasos de mis sueños y me ayuda a cumplirlos. Si están en Buenos Aires, el Bafici proyecta Unos pocos buenos amigos la película de Luis Ospina que me lo descubrió. Ya les he hablado de Luis... les he hablado de Andrés... Ojalá les pique la curiosidad y compartan conmigo esa pasión.
LS



"Hay deudas, hay mandatos. Unos pocos buenos amigos no es narrada por Luis Ospina ni es confesional y, sin embargo, termina siendo tanto de Luis como de su gran amigo Andrés Caicedo y, cómo no, de Cali. Porque Caicedo, el mártir de los cinéfilos, el joven escritor suicida de pelo largo, el crítico de Ojo al Cine, perfectamente podría no existir en la blogósfera pop si no fuera por Ospina. Él se encargó de que Caicedo no se perdiera. Él tomó el riesgo de que Caicedo pudiera opacarlo, quizás sintiendo que a veces en la vida, uno de los roles que pueden tocar es simplemente el de ser amigo de alguien que lo necesita. Unos pocos buenos amigos es la biografía oral y visual de un fantasma. De alguien que ya no está y que está en todas partes. Que ha tocado a todos esos caleños conscientes de que la cumbre de sus existencias ya pasó. Unos pocos buenos amigos funda y le da voz e imagen a Caicedo, sí, pero acaso es al mismo tiempo la cinta más personal de Ospina. Hay amistades y pérdidas que marcan y este film modesto es la prueba, es la marca, y nos hace sentir un poco tristes al captar que no todo el mundo tiene la suerte de tener un amigo como Luis Ospina".
Alberto Fuguet



Andrés Caicedo: cine, drogas, salsa y rock & roll
Charla de Luis Ospina y Alberto Fuguet
Marzo 30 19h
Proyecciones  de “Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos” (1986) de Luis Ospina
Sábado, marzo 28 – 20:15h – Hoyts Abasto Sala 7
Domingo, marzo 29 – 10:15h – Hoyts Abasto Sala 1
Domingo, marzo 29 – 20:45h – Hoyts Abasto Sala1
Martes, marzo 31 – 12:30 – Hoyts Abasto Sala1
Domingo, abril 5 – 14:00 – Malba

21 marzo 2009

Gran Torino

Comparto con los lectores de kinephilos este texto de Dante Bertini. Creo que hace una muy buena lectura del film que motiva el artículo, así como lo que representa Clint Eastwood para el cine y la sociedad.
Aunque tenga algunas diferencias con lo aquí expuesto, creo que es lo más sensato que he leído sobre este film. Por eso le pedí a Dante (editor del muy recomendado blog Cacho de pan) permiso para publicarlo aquí.
Gracias, Dante. Que los demás lo disfruten.
LS



AND SO ARE YOU, CLINT EASTWOOD
Dante Bertini



Los viejos son molestos. Caminan lentamente, hablan mucho o demasiado poco, necesitan cuidados médicos constantes y suelen dar consejos que nadie les ha pedido. Clint Eastwood tiene casi ochenta (80) años, y como Sidney Lumet, otro octogenario director de cine estadounidense, ha decidido ser molesto hasta el final, hasta el momento mismo de lanzar un último suspiro.
Gran Torino es una película rara. Se la podría definir como un cuento moral para niños descarriados, un documental sobre la vida social urbana en este tiempo de globalizaciones y éxodos, una brillante comedia con tintes dramáticos o, last but not least, lo que realmente acaba siendo: una tragedia clásica ambientada en estos días nuestros, condenados a ser los últimos de una civilización, de una cultura. Con absoluto desparpajo, con la seguridad que le proporciona una carrera larguísima, rebosante de títulos exitosos, y una vida por demás plena, con toda seguridad envidiable, este anciano de espléndida presencia nos muestra uno de sus costados más oscuros, encarnando, y nunca mejor dicho, a un viudo reciente, culposo y gruñón veterano de la guerra de Corea, melancólico superviviente de esa raza de machos auténticos, tan heroicos como despreciables, a la que pertenecieron tipos como John Wayne, Humprey Bogarth o Ernest Hemingway. Para que la referencia sea más directa, practicamente insalvable, el personaje se apellida Kowalski, igual que el recio protagonista masculino de Un tranvía llamado deseo, inmortalizado con el gesto agrio y la camiseta entallada de un Marlon Brando previo a la hinchazón física y el desmadre espiritual. Con toques de humor grueso, hilarante, casi chaplinesco, y escenas dramáticas realmente conmovedoras, todo calza bien en esta historia de factura clásica con explícita moraleja y casi total ausencia de moralina. Si hasta Jamie Kullum, exacerbado, exacerbante zapateador de teclas, parece ajustarse a formas más tradicionales cuando interpreta el tema central de la película, escrito, como toda la banda sonora, por el propio director, su hijo Kyle y Michael Stevens. Llenándolo todo, dentro y fuera de la pantalla, con su personalidad deslumbrante, Clint Eastwood, convertido en el gran mito masculino americano, poseedor de perra, escopeta, porche y Gran Torino, se recorta con claridad de símbolo sobre un paisaje desvastado. Única estrella reconocible en un filme poblado por seres anónimos, de razas, coloraciones y costumbres diferentes, este último llanero solitario anuncia, resignada aunque no pasivamente, el inminente final de su especie. Muy cercano como personaje terminal al resistente solitario de Soy Leyenda, Kowalski Eastwood prefiere, elige, abandonar el rifle, la confrontación directa, y, pagando al mismo tiempo antiguas, ocultas, dolorosas deudas, transmite a un imprevisible heredero su particular manera de ser y de estar, su pragmática forma de interpretar la vida.

07 marzo 2009

Diez años sin Stanley Kubrick

El steadycam de El resplandor, el uso de la luz natural en Barry Lyndon, la cámara arrojada al aire en La naranja mecánica o la manipulación en laboratorio del material fílmico de 2001, una odisea del espacio son sólo anécdotas en la carrera de uno de los más grandes cineastas que ha dado la historia del cine: Stanley Kubrick.

Un pasado nada despreciable: El beso del asesino, El atraco perfecto, Dr Strangelove..., Lolita o Senderos de gloria borran de un plumazo todo lo que él mismo criticaba de Espartaco.

Hace 10 años que ya no está. Su obra permanece intacta, ofreciendo interpretaciones y sorpresas a quienes se asoman a su cine por primera vez, así como certezas (y también sorpresas) para quienes la vuelven a ver.

La vida era muy distinta cuando uno sólo esperaba la próxima de Kubrick...

Se le extraña, maestro, pero se le agradece la rica filmografía que nos ha dejado.

LS