El primero, referido a un director que va cobrando estatura dentro del cine argentino, quizá porque su cine nos habla de lo más oscuro de nuestra sociedad. Me refiero a Pablo Trapero y su última película: Carancho. Si bien nos ofrece la crudeza de un reality televisivo donde el reportero se sube a una ambulancia y sale a recorrer un Buenos Aires marginal de noche, también hay lugar para un rayito de luz allí, donde la oscuridad parece ser total.

El otro, en realidad, fue un descubrimiento, y como tal, me deslumbró. Por eso me gustó tanto Seraphine, el film de Martin Provost. La biografía de Seraphine Louis, más conocida como Seraphine de Senlis, me develó el talento de una artista sin formación académica, cuya obra estalla en el lienzo y atrapa al espectador. El ritmo, la atmósfera, los personajes... todo está bellamente armado para pasar un rato muy agradable.

Los textos, así como los de mis colegas, están disponibles en el último número de la revista. Una revista que cada mes va creciendo y mejorando. Quizá no esté muy bien que yo lo diga, pero siento orgullo por el crecimiento logrado a lo largo de los catorce números publicados.