
Esta vez , dirigida por Chris Miller y Raman Hui, el ogro verde trata de eludir el trono de Muy Muy Lejos que le ha dejado el rey Harold, su suegro, antes de morir. El mismo sapo le sugiere como posible candidato a Artie, el sobrino cabezahueca que está en un Internado. Demasiadas responsabilidades para el pobre Shrek al que no sólo le cae la corona sino también la paternidad anunciada por Fiona.
Esta vez, se ha perfeccionado aún más la animación llegando a una calidad visual mayor que en las dos anteriores; el movimiento del pelo del Príncipe Encantador, los trajes de las damas cuya textura se percibe como si se los estuviera acariciando, las luces reflejadas en el brillo de los cabellos mojados, las arruguitas en la nariz de Shrek cuando sufre, todo contribuye a la superación de las versiones anteriores en lo que hace al perfeccionamiento técnico.
El Príncipe Encantador recurre a los villanos con el Capitán Garfio a la cabeza y Lilian, la madre de Fiona, se rodea de todas las damitas de los cuentos;Cenicienta, Blanca Nieves, la Bella Durmiente y Rapunzel, acompañadas por los pequeños héroes que también se incorporan en esta nueva entrega que son Pinocho, Jenjibre y los Tres Chanchitos. También aparecen voces que se suman a las ya conocidas de Julie Andrews, Eddie Murphy, Cameron Díaz y Antonio Banderas como la de Justin Timberlake para Artie.
Todo es delicioso y amable, con algunas escenas desopilantes como la de la muerte del rey Harold o la imagen de las piernas enclenques del Mago Merlín, retirado de la enseñanza por problemas nerviosos.
Casi debería terminar la nota acá, agregando algo acerca del final esperado por todos pero, no puedo dejar de decirlo, hubo dos hechos en medio de tantas ternezas que no me acabaron de convencer: el primero, que Fiona haya tenido que proponer tener un hijo, insistir ante la mirada huidiza de Shrek y el segundo, la omnipotencia femenina.
Les cuento que si bien, en un momento Shrek explica cuánto ha sufrido durante su infancia por las burlas de los demás (por ser un ogro), también aparece soñando una terrible pesadilla, invadido por decenas de ogritos y desesperado porque comen, ensucian, gritan, desordenan y no porque alguien se mofa por su identidad de ogro. Como si eso fuera poco, en una charla, sentados en un tronco frente al fuego, Artie y Shrek cuentan acerca de sus padres: el de Artie, lo había abandonado en un colegio sin volver jamás y el de Shrek, le había puesto una manzana en la boca y lo había rociado con salsa para comérselo. Padres terribles, miedo a la paternidad, hijos abandonados con infancias de padecimiento…
Fiona no se queda atrás. Es cierto que si no fuera por ella, los hermosos hijitos del final jamás habrían nacido pero, las heroínas que la acompañan, todas ellas ideales de belleza y de bondad, la hacen caer en la dura realidad de que la llegada de los hijos significa el fin del matrimonio, bebés sucios y molestos, que lloran y piden cosas sin parar y que no dejan dormir. Además, cuando las papas queman y el pobre Shrek es encadenado, todas las mujeres salen al rescate, rompiendo paredes de piedra, engañando incautos y golpeando guardias.
¿Será que los guionistas toman estos temas de la realidad? ¿Será cierto que si no fuera por algunas mujeres, ya los hombres no querrían tener hijos? ¿Será cierto que los padres abandonan pero los hijos pueden superarlo? ¿Será cierto que las mujeres rescatan a sus hombres de un mundo de dudas e inseguridades, a ellos que son tan débiles?
¿Es bueno que los chicos que ven películas animadas hechas para ellos reciban subliminalmente estas ideas?
Al final, Shrek, convencido y rescatado por Fiona, puede disfrutar de la gran felicidad de criar a sus tres horrorosos ogritos que dejan a los padres de cama. Final feliz.
Personalmente, esto sólo es una opinión personal, creo que los palacios no son lo mejor.
¡Shrek! ¡Volvé al pantano!