12 noviembre 2006

Disolverse en mundos ajenos

Elena Castiñeira de Dios


Cuando Liliana comenzó con kinephilos, me invitó a escribir sobre cine. Siempre pensé que las revistas sobre cine, las páginas de cine, los blogs de cine, estaban escritos por expertos en cine, personas con una formación específica, que opinan sobre la iluminación, comentan los planos, enumeran las películas anteriores de los directores, personas que estudian el cine, en última instancia, voces de un saber. ¿Qué aporte puedo hacer yo que miro películas ingenuamente, que nunca leo los antecedentes del director, no tengo idea de quién produce, no sé los nombres de los actores? Sólo me siento y me meto en la película. Me olvido de que estoy sentada. No existo. Soy como la pantalla: se proyecta sobre mí y desaparezco.

Ver películas es parte de mi trabajo. Todos los días, o casi todos los días, veo una película a las nueve de la mañana. Hace catorce años que lo hago y, si me voy de vacaciones, me siento rara al empezar los días sin meterme en la sala oscura en la que, por una hora, o dos, a veces tres (¡qué largas son algunas películas!) me olvido del mundo real y me disuelvo en mundos ajenos, maravillosos, violentos, diáfanos, imprevisibles siempre. Con el correr de los días, el vacío se acrecienta y aparece una intranquilidad que se vuelve insoportable y acabo viendo cualquier porquería, a veces una película que ya vi, en un cine muy malo, única Sala en una playa bastante miserable en la que veraneo desde mi infancia.

Es difícil explicarles a los aficionados al cine que, en esas circunstancias, y en otras también, no me importa la calidad de la película, si es vieja, si salta el proyector ni si el sonido es pésimo. Necesito sentarme a ver algo en la Sala oscura y con la pantalla grande. Eso me calma y me hace sentirme completa otra vez. Comprendo que parezca una herejía a los cultores del cine arte pero esa es la verdad. Tengo una especie de adicción.

Muchas veces, personas que me conocen y saben de mi trabajo, me preguntan “¿Qué hay para ver?”. Siempre contesto “¿Qué te gusta?”. Hay como una especie de vergüenza del gusto propio, se ve que muchos creen que hay que pensar en las películas como en obras de arte y que solamente las que entran en esa categoría son dignas de ser comentadas. Realmente no creo en eso para nada. Creo que el cine puede producir la emoción estética del arte, o la catarsis, o no; puede ser entretenimiento, relleno de horas para no pensar cuando pasamos momentos difíciles, conocimiento de otros mundos, de otras vidas, de otras ideas; diversión o proyección de la violencia con la que nos carga la vida diaria, deleite para los ojos frente a imágenes bellas, a paisajes desconocidos…

Hay a quienes les gusta el cine para relajarse, algunos esperan encontrar serenas reflexiones, otros son fanáticos de las películas de acción, cuantos más muertos, mejor; ahora hay muchos que se enloquecen con las de animación, siempre hay un lugar para las históricas o los documentalistas; hay gente que se fascina con el cine de un director en especial y lo siguen y lo persiguen. Hay para todos. Una vez conocí un chico como de 16 años que me dijo: “Hoy es un día para ver una de terror, bien bizarra, de esas que te pudren la cabeza”, aclaro que era un día nublado. Cada vez que está por llover, me acuerdo de él.

Me propongo contarles lo que veo, devolverles lo que recibo de la pantalla, filtrado por mi mirada, quizás modificado por mí, unas veces les trasmitiré un estado de placidez, casi Nirvana,en el que me deja la película y otros, una acidez que trato de corregir porque mi tía Elisa me explicó que hay que ser compasivo con los animales pero, a pesar de sus enseñanzas, me indigno pensando en que hay tantos creadores que no pueden llegar a la pantalla y sin embargo, hay películas terminadas que dan vergüenza ajena.

La semana pasada vi Nadie sabe. Todavía estoy conmovida. En la próxima, les cuento.

7 comentarios:

Liliana dijo...

Bienvenida nuevamente, Elena. Es un placer poder compartir con quienes visitan kinephilos, las charlas que vos y yo tenemos sobre las películas que ves cada día. Porque eso, justamente, es este espacio, un sitio donde compartir lo que vemos, lo que nos gusta o no, del cine que “nos mira”.

Yo también disfruto de las películas más allá de su estado físico. Prefiero mal verlas a no verlas. Me interno en esos mundos que te engullen y me olvido de éste, así que si tiene rayones, está en vhs o en una sala mediocre, igual me atrapa.

Ahora que ya te has presentado, esperamos tu nota sobre "Nadie sabe". Ya sembraste la inquietud...

Me hace feliz que formes parte de esto, que es tan importante para mí.

Daniel dijo...

Qué cosa tan buena. Me encantó el estilo tan fluido y simple -en el buen sentido- de tu forma de escribir. Se lee suavecito.

Estoy de acuerdo con vos. Las peliculas son para disfrutarlas y si te gustó una para nada "artistica" no pasa nada. Me molesta la posición que las personas a veces toman con las pelis y en la que si una peli no te lleva a entender un tratado de filosofía o a hacerte reflexionar en una cuestión política entonces es una peli mala.

Hay días para pelis, hay climas, hay estados de ánimo. El gusto no es un si o no, no es un blanco o negro, no es un 1 o 0.

Felicitaciones por tu iniciada en Kinephilos, espero leerte de nuevo prontamente.

Andrés David dijo...

Hola Elena, bienvenida. Liliana tenía razón, da gusto la forma en que escribes. La descripción que haces de estar en la sala es precisa: me olvido de que estoy sentada. No existo. Es una forma de acceder a otro estado de conciencia donde la identidad se pierde y se es uno con la película. Luego volver para poner en palabras lo que se vivió. Ya quiero ver tus notas.

Antonio dijo...

Todos los días una película a las 9, eso si que es empezar el día con alegria!

Anónimo dijo...

Elena, bienvenida!.
Qué lindo tu trabajo. Me encantaría empezar el día de esa manera. Es un excelente desayuno.
Comparto con vos, el hecho de que hay un cine para todos los gustos y para cada necesidad.
Espero tu próxima nota.
Saludos,

Tatiana dijo...

Its the Institute taking over the virtual world! O el mundo blogger taking over the Institute, no sé cual de las dos (sí, sí, es un mensaje criptico). De cualquier manera, está bueno tener en esta página otra mirada. Espero ansiosa el artículo con vuestra opinion.

mimismidad dijo...

Comparto lo que dices, Elena; yo también amo el cine, pero como espectadora ingenua que se emociona, que se divierte, que ríe, que llora, que se entretiene viendo una película. Y como tú, también prefiero la sala oscura y la pantalla grande. Otra frase que me ha encantado, tu pregunta "¿Qué te gusta?", porque el cine es para todos, y cada cuál disfruta de un tipo de películas y de un modo diferente.