23 marzo 2007

300

“300” HÉROES CHORREANDO SANGRE HOLLYWOODENSE
Elena Castiñeira de Dios


Los cines en EEUU están que arden desde que se estrenó 300, título escueto si los hay. Zack Snyder, el de los zoombies del shopping, decidió llevar al cine un comic del historietista Frank Miller, el de Sin City, y lo hizo con una fidelidad asombrosa. Los rostros y las escenas son idénticos al dibujo original. Ahora, vamos por partes.

Cuando empieza la película, los ojos se inundan con la belleza de las imágenes y digo “belleza”, sí, no exagero. Es bella la fotografía, excesivamente bella, tanto que, al cabo de los gloriosos diez minutos, el alma comienza a sospechar que eso no puede ser cierto y el espectador empieza a tomar distancia. No puedo dejar de señalar que los caballeros son deslumbrantes: hermosos, muy altos, con unas piernas largas y bien formadas, con unos bíceps y unos abdominales que no se ven nunca en los gimnasios de mi barrio, miradas decididas, dientes blancos, pieles satinadas…Ya me habían comentado mis amigas viajadas que los hombres griegos son espectaculares, pero sin retoques digitales, claro. Éstos son ingleses pero hacen de griegos. Eso los embellece.

Es una película épica sobre la Batalla de las Termópilas, casi 500 años antes de Cristo, cuando los persas dominaban Medio Oriente, época de los sátrapas, cuando se produjo la segunda invasión en tierras griegas al mando de Jerjes (hijo de Darío, el de la primera invasión, como corresponde: primero el papá y después el hijito, muy decorado con aritos, anillos, pulseras y unos moditos que dan que pensar). Cuenta la historia de Esparta que resiste la invasión durante dos días, solamente con 300 hombres.

Es cierto que los hoplitas estaban muy preparados para la guerra, es verdad que eran fuertes y valerosos soldados, especialmente eficientes, con un arte de la guerra muy perfeccionado pero el nivel de truculencia al que se los somete para su entrenamiento, según nos muestra el realizador, excede lo imaginable. Ya Darwin confirmó eso de que “sobrevive el más apto” pero en este caso, un chico de ocho años, desnudo en la nieve, flaquito como una langosta, con su lanza en la mano, matando un lobo más alto que él ( y más abrigado) hace pensar en una cantidad incalculable de niños espartanos que no habrán podido resistir tremenda preparación. Quizás haya sido por eso que los protagonistas de la batalla eran sólo 300 ¿no? Ya desde chiquitos se nota que se les van poniendo las piernas de mármol por eso de que se van formando para llegar a “estatua”.

Gerard Butler es Leónidas, el gran héroe espartano que lleva adelante tremenda proeza.

La reina, su señora, Lena Headey, es tan aguerrida como él, cosa que demuestra especialmente cuando decide pedir ayuda de todo el ejército, para lo que requiere de la aprobación del Consejo de Ancianos, previa entrega de su cuerpo a un consejal, a modo de coima, para que sostenga su pedido. Su discurso me hizo acordar de algún otro discurso parecido, patético por cierto, en el que una señora que ostentaba un cargo que no le correspondía, decía “Yo que soy una débil mujer…”. Éste es el mismo caso, ella les explica a los ancianos que no habla como reina sino como mujer, como madre, como esposa… Es gracioso imaginarse al grupo de hombres que dirigían Esparta escuchando a una mujer, que invocaba su condición de género, pienso que la habrían tirado desde el Monte Taigeto.

Leónidas y sus “300” lucharon hasta el final y acabaron regando con su sangre el suelo defendido.

Cuando terminó la proyección, estaba muy cansada de ver matar y morir, todo con planos sangrientos, chorreras de gotas rojas en la pantalla, cabezas cortadas que caían, cuerpos apilados haciendo murallas y siempre ellos, los guerreros, trabajando para el futuro, para la estatua, para la gloria, entregando orgullosamente la vida de sus hijos.

Pensaba que el éxito tan grande que ha tenido en el país del norte se debe a que esa idea de entregar hijos a la muerte en la guerra, debe ser bien comprendida allí; esos discursos acerca de la libertad dichos en voz bien alta, esos gritos de “FREEEEDOM”, y tanta exaltación patriótica les han de resultar familiares. Será la idea de que la civilización de los hermosos preserva a los pueblos de los avances de los bárbaros asiáticos, feos, oscuros y malísimos…

Hoy me enteré de que la película se filmó en un galpón en Canadá durante sesenta días y que la post- producción llevó un año, pantalla azul y maqueta de computadora de por medio.

Es una gran película épica, las imágenes son bellísimas, la tecnología digital hace milagros, los héroes fueron verdaderos héroes y así y todo, me quedó un mal sabor en la boca, no sé muy bien porqué.

8 comentarios:

Liliana dijo...

Algo de ese sentimiento contradictorio tuve con "Sin City". Por un lado la belleza de las imágenes, a pesar de su brutalidad... la fidelidad al cómic; y por el otro, la sospecha de que es un calco y cero aporte, la ideología que no comparto o la impresión de que era mejor que se quedara en las páginas de una revista... Todavía no sé qué prefiero, tendré que ver "300" para terminar de tomar una posición frente a la obra de este autor que me descoloca con sus cómics tan atractivos.

Raúl dijo...

Quizás la respuesta esté en tu anteúltimo párrafo: el cine es cada vez menos cine y mas software. Cada vez me gustan más los clásicos, no hay nada que hacerle...
Saludos

Raquel dijo...

Comparto tu gusto, Raúl: hay clásicos impagables, por eso lo son. Un saludo.
Besos, Liliana

Anónimo dijo...

Con el debido respeto y amor por los clàsicos, luego de leer tus comentarios -siempre tan interesantes y minuciosos- Elena, y de ver algunos avances en el cine que me sedujeron por su belleza plàstica, esta pelìcula no me la perderè.- Es màs, serà como verla en tu compañìa!!!
Un beso.
Lala

Anónimo dijo...

Siento ser una deshubicada pero si no lo escribo me muero. Liliana: el otro día al leer lo que me escribiste en el post de Clarice Lispektor tuve ganas de tomar un avión, buscarte, apretujarte, darte mil besos y cocinarte canelones. listo. Lo dije.

Anónimo dijo...

Gracias siempre por tus lecturas inteligentes, y sensibles, y perfectas y ...eso.

Unknown dijo...

Teniendo en cuenta que la palabra "espartanos" se repite algo así como cienmilmillones de veces, es difícil encontrar un diálogo medianamente interesante.
Es como ir al gimnasio: mucho músculo y pocas palabras inteligentes.
El mal sabor de boca es por la violencia sin sentido, aunque esté recubierta de la seda del photoshop.
Salud!

Anónimo dijo...

La verdad a Cali no ha llegado esta película, por lo tanto no puedo opinar con criterio, lo unico que puedo decir es que ir a cine es una experiencia subjetiva por lo tanto diferente en cada caso. Aunque me imagino que esta pelicula, por defecto Estadouniedense, posee el viejo mensaje superficial de "el tamaño es lo que importa" y como pusiste en el blog "EL más fuerte sobrevive".

Que buen blog!

Fin de la transmsisión