18 mayo 2019

Ray & Liz (Richard Billingham. Reino Unido, 2018)

Liliana Sáez


Richard Billingham no es un desconocido en el campo artístico. Las fotografías y películas caseras de su infancia en una vivienda social de Cradley Heath, ciudad minera de West Midlands (UK), atrajeron la atención de uno de sus profesores que lo instó a exhibirlas. De allí en más participó de una serie de importantes exposiciones, con lo cual algunas de sus obras pasaron a formar parte de la colección de museos prestigiosos como el de Arte Moderno de San Francisco, el Metropolitano de Nueva York, el Tate y el Victoria & Albert en Londres, entre otros.
Nacido en una familia singular, sus padres, Ray y Liz, le permitieron que los registrara con su cámara, siendo ellos, especialmente su padre, el motivo recurrente de sus instantáneas. Con el éxito de sus exposiciones, llegó la oportunidad de publicarlas en un libro que tituló Ray’s a laught, convirtiéndose en un pionero del squalid realism. Pasados los años, con una familia propia y mirando con cierta distancia su pasado, Billingham se propuso recrear el apartamento de su infancia, para lo cual alquiló uno en el mismo edificio de bloques donde vivió durante su adolescencia junto a los padres y su hermano Jay. Envejeció las paredes con un empapelado descolorido y manchado, ubicó muebles que en los 90 eran viejos, semejantes a los que aparecen en sus fotografías, y encontró a dos actores (Justin Sallinger y Ella Smith) que recrean con gran fidelidad a Ray, desempleado y en constante estado de ebriedad, y a Liz, una madre obesa, con grandes brazos tatuados y fumadora compulsiva.
El grupo lleva una vida familiar no convencional. El hombre fuma y bebe consumiendo sus días de desempleado, mientras la madre se dedica a armar inmensos rompecabezas, el más pequeño de los hijos juega y el más grande obtiene imágenes con su polaroid o con su filmadora, artefactos provenientes de tiempos mejores. El deterioro de la casa va paralelo al de los personajes de esta familia. Los chicos crecen a la buena de Dios, mientras los padres se ocupan, a veces dejándolos a cargo de alguien más irresponsable que ellos. Si la colección fotográfica fue para Billingham un medio de obtener imágenes que le sirvieran de modelo a su deseo de ser pintor, Ray & Lizdebe ser una manera de exorcizar un pasado que entonces le parecía corriente y nada particular y, hoy, con su propia familia constituida, lo encuentra disfuncional. Las fotos y la película forman parte de un discurso contemplativo sobre la condición social menos privilegiada del Reino Unido y quien lo cuenta ha sido testigo.

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