21 marzo 2009

Gran Torino

Comparto con los lectores de kinephilos este texto de Dante Bertini. Creo que hace una muy buena lectura del film que motiva el artículo, así como lo que representa Clint Eastwood para el cine y la sociedad.
Aunque tenga algunas diferencias con lo aquí expuesto, creo que es lo más sensato que he leído sobre este film. Por eso le pedí a Dante (editor del muy recomendado blog Cacho de pan) permiso para publicarlo aquí.
Gracias, Dante. Que los demás lo disfruten.
LS



AND SO ARE YOU, CLINT EASTWOOD
Dante Bertini



Los viejos son molestos. Caminan lentamente, hablan mucho o demasiado poco, necesitan cuidados médicos constantes y suelen dar consejos que nadie les ha pedido. Clint Eastwood tiene casi ochenta (80) años, y como Sidney Lumet, otro octogenario director de cine estadounidense, ha decidido ser molesto hasta el final, hasta el momento mismo de lanzar un último suspiro.
Gran Torino es una película rara. Se la podría definir como un cuento moral para niños descarriados, un documental sobre la vida social urbana en este tiempo de globalizaciones y éxodos, una brillante comedia con tintes dramáticos o, last but not least, lo que realmente acaba siendo: una tragedia clásica ambientada en estos días nuestros, condenados a ser los últimos de una civilización, de una cultura. Con absoluto desparpajo, con la seguridad que le proporciona una carrera larguísima, rebosante de títulos exitosos, y una vida por demás plena, con toda seguridad envidiable, este anciano de espléndida presencia nos muestra uno de sus costados más oscuros, encarnando, y nunca mejor dicho, a un viudo reciente, culposo y gruñón veterano de la guerra de Corea, melancólico superviviente de esa raza de machos auténticos, tan heroicos como despreciables, a la que pertenecieron tipos como John Wayne, Humprey Bogarth o Ernest Hemingway. Para que la referencia sea más directa, practicamente insalvable, el personaje se apellida Kowalski, igual que el recio protagonista masculino de Un tranvía llamado deseo, inmortalizado con el gesto agrio y la camiseta entallada de un Marlon Brando previo a la hinchazón física y el desmadre espiritual. Con toques de humor grueso, hilarante, casi chaplinesco, y escenas dramáticas realmente conmovedoras, todo calza bien en esta historia de factura clásica con explícita moraleja y casi total ausencia de moralina. Si hasta Jamie Kullum, exacerbado, exacerbante zapateador de teclas, parece ajustarse a formas más tradicionales cuando interpreta el tema central de la película, escrito, como toda la banda sonora, por el propio director, su hijo Kyle y Michael Stevens. Llenándolo todo, dentro y fuera de la pantalla, con su personalidad deslumbrante, Clint Eastwood, convertido en el gran mito masculino americano, poseedor de perra, escopeta, porche y Gran Torino, se recorta con claridad de símbolo sobre un paisaje desvastado. Única estrella reconocible en un filme poblado por seres anónimos, de razas, coloraciones y costumbres diferentes, este último llanero solitario anuncia, resignada aunque no pasivamente, el inminente final de su especie. Muy cercano como personaje terminal al resistente solitario de Soy Leyenda, Kowalski Eastwood prefiere, elige, abandonar el rifle, la confrontación directa, y, pagando al mismo tiempo antiguas, ocultas, dolorosas deudas, transmite a un imprevisible heredero su particular manera de ser y de estar, su pragmática forma de interpretar la vida.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por pensar que puede estar aquí...y también por la recomendación
un abrazo

Liliana dijo...

Un placer leerte allá y aquí, Dante. Me encanta ese párrafo que dice: "... este último llanero solitario anuncia, resignada aunque no pasivamente, el inminente final de su especie...".
Abrazo para ti.

Anónimo dijo...

CLINT EASTWOOD ES GENIAL... GRAN PELICULA

Anónimo dijo...

Como siempre que paso por aquí, encuentro una grata sorpresa.
Muchas gracias kinephila.

Antonio Cáceres
sevilla

Raúl dijo...

Tremenda película del Viejo Clint. Reconciliándose con su mejor cine, ese que logra con obras aparentemente chicas, pero que se agigantan minuto a minuto en nuestro interior luego de su visión. El Kowalski de Clint preconfigura un Harry Callahan vetusto y vencido, que nunca se da por vencido. Una película de iniciaciones cruzadas; una, la evidente, la de Tao. La otra, la que vale realmente en el film: la de un hombre que en el final de su vida aprende a ser mejor. Parábola de toda la vida de Eastwood y de su cine. Metáfora (y no tanto, ya lectura directa) de la sociedad hoy día, nostalgia por lo más pequeño: el barrio, una cerveza en la puerta, las puteadas con el barbero. Qué hermosa película!

yorgos dijo...

Creo que lo más interesante del film reside en el paralelismo entre el personaje Kowalski y los personajes interpretados por Eastwood a lo largo de su filmografía. En eso que señalas, Dante, sobre la muerte del antiguo tipo duro, ya que Eastwood le hace un homenaje al tipo de personaje que lo lanzó a la fama -y a sí mismo- para despedirse con él en su última interpretación en cine.
es una buena película, pero bajo mi punto de vista, se mantiene muy lejos de los mejores títulos de este gran cineasta. expone una trama demasiado predecible y con demasiados clichés.
un saludo a todos