18 marzo 2010

Mi Buenos Aires querido

Liliana Sáez

Escribir sobre Buenos Aires y el cine para El Espectador Imaginario me dejó con las ganas de indagar cómo se ha ido transformando esta ciudad que hoy habito.

Vemos que el río era costa y no sólo puerto, que las calles primero fueron de tierra y luego empedradas, que se construían edificios monumentales al estilo europeo en el medio de un ambiente casi rural, y que la ciudad ha seguido creciendo, aunque en el fondo mantiene su esencia. Su antiguo perfil afrancesado va dándole paso a uno más moderno y funcional, más al estilo de otras ciudades latinoamericanas, con caos incluido...

He querido mirar hacia atrás, tratando de ubicarme en esa ciudad rural del comienzo, cosmopolita luego y abierta a todos los "hombres de bien que quieran habitarla". Hay motivos para quererla, y hubo muchos para extrañarla. Hoy trato de encontrar en su veloz transformación aquello que permanece y que subyuga a todo el que la visita.


Pueyrredón y Santa Fe. Esta foto es de 1925 y ya estaba instalada allí la Confitería El Olmo, que sobrevive en esa esquina populosa de Barrio Norte. Pueyrredón tenía dos vías de circulación, como ha vuelto a ser desde hace apenas unos meses. El subte ya estaba creado, y en lugar de colectivos había tranvías.


José María Moreno y Rivadavia. Encrucijada del barrio Caballito. Hoy, creo, la esquina más populosa de Buenos Aires. Allí se concentra una gran proporción de juventud y, entre ellos, una importante tribu urbana que aparece por las tardes con sus vestidos negros y su maquillaje abundante: los góticos.


Así se veía la calle Florida en 1940. La peatonal, que va desde la calle Rivadavia hasta Plaza San Martín, transformando su comercio, a medida que se avanza, en una variedad de artículos que van desde los más turísticos hasta los más elegantes; actualmente, de sus calles se han apropiado los bailarines de tango, las estatuas vivientes, los artesanos..., conviviendo con el turista, con el oficinista, con la gente que va de compras. Si hubiera que identificar al transeúnte con alguna calle, esa sería Florida.


La avenida Callao es una de las arterias más importantes de la ciudad. Esta foto es de 1925. En ese entonces, la Argentina era "el granero del mundo", así que en lugar de que la moneda se rigiera por el patrón oro, se regía por la libra esterlina. Eso quiere decir que estábamos colonizados por los ingleses, a tal punto, que habían extendido líneas de ferrocarriles que iban a los distintos rincones del país, como si fuera una mano, cuyos dedos lo desgarraran hacia el puerto de Buenos Aires, donde la materia prima salía hacia Gran Bretaña y donde llegaban los productos ya industrializados y a un costo imposible. Nótese, como curiosidad, que Callao tenía dos vías y los automóviles circulaban a la manera inglesa.


¿Mayor contraste que éste? Dicen que este edificio se importó de Europa y se "plantó" en la calle Córdoba, donde todavía permanece. También cuenta la leyenda que su armado no quedó bien cuadrado con el perímetro de la manzana, por lo que el Ingeniero responsable se suicidó. Es un edificio imponente aún hoy. Imagino lo que debe haber trastornado la visión cuando fue instalado en esa zona de casas bajas y calles de tierra.


Las avenidas Alvear, Quintana y Libertador son la zona más elegante, pues la más rancia aristocracia habita sus pisos. Esta foto es de 1900. A esta parte de Buenos Aires vinieron las familias más pudientes a instalarse, una vez que la peste los arrojó de la zona de San Telmo, donde sus amplias casas pasaron a convertirse en conventillos. Esta es la Avenida Alvear, donde habitan desde finales del siglo XIX los amos de la Pampa (veinte familias que poseen el 80% de las tierras productivas).


Las calles de tierra ya le han dado paso al adoquinado y al patrullaje policial. Hoy, en algunos de sus edificios funcionan oficinas públicas, como la Secretaría de Cultura o el Palacio de los Museos.

El famoso puente de La Boca. La zona ha cambiado, pero el viejo puente de hierro sobrevive como testigo de la transformación del barrio más popular de Buenos Aires.


La avenida Pedro de Mendoza le sirve de costanera a La Boca. Allí se encuentra el museo de su artista predilecto, Quinquela Martín. Hoy ofrece un panorama menos precario que cuando la zona era habitada por los inmigrantes en los conventillos y se ha transformado en un colorido espacio turístico.


El Arroyo Maldonado dificultaba el cruce de un lado al otro de la ciudad. Hace ya muchos años que ha sido entubado, sin embargo, quizá por la desidia de las autoridades municipales, cada vez que llueve se inunda la calle que lo guarda, la avenida Juan B. Justo. Durante las últimas tormentas podía verse en imágenes de la televisión cómo algunos comerciantes improvisados alquilaban botes de goma para cruzar la calle.


El Mercado del Abasto Proveedor, así se llamaba el hoy conocido Abasto. Era el mercado central, donde la mayoría de los comerciantes eran de origen italiano. En su lugar, Eiffel, el mismo de la torre francesa, construyó el edificio que, bajo la promesa de construir allí un centro cultural, hoy sirve de centro comercial y el mercado ha sido trasladado a las afueras de la Capital.


Puerto Madero, hoy habitado por las clases más pudientes, la cara más nueva para ofrecerle al turista, que encontrará innumerables restaurantes exclusivos. Antes era una zona casi impenetrable, peligrosa, pues era lindera al bajo, donde se encontraban los bares, cabarets y prostíbulos, que florecían de noche. De día, la zona recibía a los inmigrantes que soñaban comenzar una nueva vida en estas tierras.

Hasta aquí llega el paseo hoy. Quizá otro día encuentre más rincones nostálgicos de esta inmensa urbe que se transforma continuamente.

6 comentarios:

Dante Bertini dijo...

maravillosa ciudad, sin duda.
Extraña, exquisita, refinada formación europea en medio de un desierto. Supongo que queda muy poco de todo aquello.
Las fotos son un regalo, gracias!

Liliana Sáez dijo...

Todavía queda, Dante. Debe ser eso lo que la mantiene seductora. Pero va cambiando su fisonomía. Lo que más me llamó la atención fue ver el edificio de Obras Sanitarias instalado en medio del ¿campo? en la calle Córdoba.
A veces es lindo revisar las fotos viejas, no? Para mí tiene un encanto especial.

Eduardo dijo...

Muy lindo todo. Donde dice Av. Santa Fé y Pueyrredón no debería ser en Av. Corrientes? Se puede ver la boca del Subte Lacroze, o sea, la línea B.

Saludos!

Liliana Sáez dijo...

Es Pueyrredón y Santa Fe, allí hay una boca de subte (la línea B, Lacroze). Lo constato por El Olmo y porque allí está la estación Pueyrredón (esa boca debe dirigirse hacia Lacroze). Eso creo...

Liliana Sáez dijo...

Esto de obtener información de Internet puede ser un chasco... como me ha sucedido a mí, así que pido disculpas a mis lectores, pero sobre todo a Eduardo, que me ha corregido y yo insistido (porque me ha confundido la confitería El Olmo, que hoy está en Pueyrredón y Santa Fe). He recibido un comentario por mail que quiero reproducir, porque ayudará a aclarar, o al menos a poner en duda lo que he recogido de Internet...

Es sobre la primera foto, aquí va la corrección que me ha hecho Horacio:

"Soy un entusiasta coleccionista de fotografías de la Ciudad de Buenos Aires, nuevas y/o viejas y he podido - Internet mediante - llegar a reunir numerosas imágenes.
Con respecto a la nota del 18/03/2010 "Mi Buenos Aires Querido", que recién pude apreciar hoy, la primera fotografía es en realidad de la Av. Corrientes y Av. Pueyrredón. Pero el año, calculo que debe ser 1939 ó 1940 y no 1925.

El primer automóvil estacionado detrás de la entrada del subte es un Ford de 1935 y el que circula un poco más atrás, un Chevrolet de 1939. Por otra parte, la actual línea B de Subterráneos, antes denominada "Lacroze", no fué inaugurada hasta 1930. Y aunque la ciudad contaba con casi 800 Km. de de vías para tranvías, también había ómnibus (en la foto podés ver uno en la cuadra siguiente, detrás del tranvía) y los colectivos, inicialmente taxímetros modificados, circulaban desde 1928.
Felicitaciones por tu labor".

Gracias a todos por su aporte.

Unknown dijo...

que emoción ver todas esas fotografías de nuestro buenos aires en el pasado...te felicito por el blog