17 diciembre 2014

Come to my voice / Were Dengê Min. Hüseyin Karabey. Turquía, Francia, Alemania, 2014.

Liliana Sáez

En una aldea kurda, instalada cerca del lago de Van, al sudeste de Turquía, Hüseyin Karabey ubica a los personajes que le darán vida al film premiado con el Ástor de Oro y Premio del Público en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Come to my Voice. Allí vive una comunidad aún sometida por el ejército turco, que realiza incursiones con pretextos falaces para satisfacer cualquier capricho de un superior.
Karabey inicia la película con los habitantes de un pueblo reunido en torno al “dengbej”, un trovador que narra la historia de Berfe, una anciana que junto a su nieta, Jiyan, busca rescatar de la prisión al hombre de la familia, Temo (hijo de Berfe). En una escena cálida, los bardos ciegos presiden la reunión, mientras la comunidad escucha atentamente su historia. La voz del narrador sobrevuela todo el relato, aunque por momentos preste la palabra a los personajes. Una y otra vez, volveremos al recinto donde el trovador cuenta la historia, para no perder de vista que lo que estamos oyendo y viendo ya ha sucedido y debe ser incorporado a la tradición oral de la comarca.
Berfe vive en paz junto a su hijo y su nieta. La niña solo acepta ir a dormir si la abuela le cuenta la historia del zorro que ha perdido la cola. La narración de Berfe se verá fragmentada debido a los acontecimientos que se suceden imprevistamente, funcionando cada fragmento como separador de las distintas secuencias de la historia. Una historia, la del trovador, encierra otra historia, la que la abuela le cuenta a la nieta. Esa es la estructura narrativa que elige Karabey para acercarnos a su relato.


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