16 diciembre 2014

No todo es vigilia, Hermes Paralluelo. España, Colombia, 2014.

Liliana Sáez



Cuando en Bafici 2011 vimos la ópera prima  de Hermes Paralluelo,Yatasto, consideramos que se trataba de una mirada demasiado estilizada de la miseria que corroe los suburbios de las ciudades importantes. En cambio, en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el joven director catalán presentó una obra más personal, que retrata la rutina de dos ancianos (sus abuelos), en una película que roza los límites entre la ficción y el documental. El título delata la intención del filme:No todo es vigilia cuenta, estructurada en tres actos, la historia de Felisa y Antonio.
Los primeros planos nos ubican en los pasillos de un hospital, donde Antonio, acostado sobre una camilla, aguarda su traslado para un estudio médico. Frente al ascensor,  parece un náufrago en espera de su salvación. La imposibilidad de ver qué lo rodea, el sonido recurrente del ascensor que se detiene en un piso y sigue su trayecto, el silencio que se instala para hacer las horas más largas… todo esto nos inspira un desasosiego que es compartido por Felisa, quien se desplaza con la ayuda de un andador, a través de las diversas y confusas rampas que cruzan los pasillos, para seguir a Antonio, que se aleja presuroso, trasladado por el enfermero. Paralluelo logra sumergirnos en un estado de ansiedad y angustia que puede equiparar el que vive el propio Antonio y su esposa.


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