15 mayo 2016

Todo comenzó por el fin, de Luis Ospina

Liliana Sáez




Programada en la Sección Cinefilias, Todo comenzó por el fin, del director colombiano Luis Ospina, no dejó indiferente a nadie. En ella, Ospina logra el más personal de sus documentales. Si bien la primera intención era la de contar la historia del Grupo de Cali, apoyándose en sus dos compañeros que tentaron fatalmente a la muerte: Andrés Caicedo (de quien hemos escrito en reiteradas oportunidades) y Andrés Mayolo (director de cine y televisión, además de docente), todo se replantea cuando a Ospina se le detecta un cáncer durante el rodaje. Este hecho cambia el eje del filme y, ahora sí, es un sobreviviente literal en la historia del Grupo de Cali. 

En una extensísima película que no decae ni por un momento, utiliza material de sus otras obras y recoge las opiniones del resto del equipo que trabajó junto a ellos en los rodajes. Se trata de una generación que no ha buscado la descendencia, eternos adolescentes que disfrutan de estar juntos y hacer travesuras. Pero esas travesuras tienen un trasfondo culturalmente sólido, que ofrece una obra contundente. Cómo se conocieron, quiénes eran Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, cómo era esa comunidad que habitaba Ciudad Solar, qué significó el suicidio de Andrés, cómo repercutió en ellos la muerte de Mayolo, en qué lugar de la historia se ubicaron en el pasado y en cuál se encuentran hoy… 

Ospina ha madurado y su película es sobrecogedora. Habla, desde el  corazón, de su vida, en la que sus amigos y colegas son entrañables hermanos que aún lo acompañan y mantienen vivo ese espíritu que los sobrevolaba en aquellos años 70 y 80. Si tuviéramos que quedarnos con una escena, creemos que elegiríamos la de Mayolo dirigiendo la orquesta. Es sensible, divertida y puede resumir el espíritu de unos seres elegidos y de la época que les tocó vivir.



Extracto de la crónica de Bafici 2016.

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