22 mayo 2017

Documentales y animación en Bafici 2017

Liliana Sáez
95 and 6 and go
Los documentales exhibidos fueron tres. Liberami, de la italiana Federica Di Giacomo,  es una débil propuesta sobre el tema de los exorcismos en Sicilia, sin búsqueda formal. Lo más interesante que tiene para decir está en los títulos finales, donde se plasman las estadísticas de los exorcismos que se llevan a cabo en la actualidad. Una pena… No sabemos qué estaba pensando quien lo haya seleccionado para la Competencia. 95 and 6 to go, de la estadounidense Kimi Takesue, plasma la vejez del abuelo nonagenario de la directora, mientras ella le da a leer el guion de su primera película. Si bien se disfruta la entrevista, donde el abuelo va recordando su juventud y su matrimonio, y le va dando ideas para el guion, nos da la impresión de haber entrado en una historia sin haber sido invitados y sentimos que estamos ante una película casera y de índole familiar, con la que no encontramos demasiados puntos en común. A distancia de estos documentales se encuentra No intenso agora, del brasileño João Moreira Salles y exhibida fuera de competencia. Con imágenes de archivo de la Revolución Cultural China, en sintonía con eventos europeos y de Brasil, nos lleva a la convulsión política de la década del 60. Nada nuevo bajo el sol.

De toda la muestra, una sola película de animación se presentó en la Competencia Internacional: My Entire High School Sinking into the Sea, del estadounidense Dash Shaw, es definida en el catálogo del Festival como “Punk visual en colores, con un humor que puede morder y que se permite ir más allá”. También del estadounidense Tim Sutton, se pudo ver Dark Night, un puzzle de imágenes aparentemente sin sentido, bajo una delicada banda sonora, que anticipa el horror de una masacre en un multicine.

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