12 mayo 2018

The Rider (Chloé Zhao, EUA, 2017)

Liliana Sáez



Presentada fuera de competencia en el Bafici, narra la historia de Brady, un vaquero que ha sufrido una caída durante un rodeo, ocasionándole una profunda herida en la cabeza. Rodada en Dakota del Sur, relata con cierta morosidad los sueños frustrados de este hombre joven que había puesto toda su pasión en la doma de caballos. Lo más llamativo de la historia es que está basada en hechos reales sucedidos a sus protagonistas. Así que podría decirse que estamos ante –permítaseme la contradicción– una ficción filmada documentalmente, ya que los intérpretes actúan su propia historia de manera ficticia.
Brady tiene realmente la cabeza herida, sus compañeros de ruedo están tan ansiosos como él de que vuelva, su padre y su médico tratan de contenerlo, su hermana autista es su gran compañera, pero el único que realmente lo convence de buscar alternativas que sacien su deseo de educar a los caballos sin arriesgar la vida es su amigo que ha sufrido un accidente cerebral y está más limitado que él.
Largas planicies, horizontes amplios y la silueta del caballo colaboran con el tono de western que tiene The RiderEn un ambiente tan rústico no hay mucho más para hacer. Así que una escena en el supermercado, donde Brady trabaja, mientras se recupera, nos indica que no es el sitio adecuado para él. Otra escena, en un corral, donde Brady doma un caballo con palabras suaves, gestos con las manos y mucho conocimiento del animal, abre la esperanza de un futuro posible. Es una escena bellamente coreografiada, donde danzan en una paciente instrucción el domador y el potro salvaje.
Hay delicadeza en la cámara de Zhao, una mirada femenina a un mundo tan viril. Por eso mismo debe ser que muestra sin amaneramientos ni rispideces la traumática labor de conciencia de Brady ante el peligro y su definitiva pasión. Trazos detallistas en un western, la aniquilación de la voluntad de un padre ebrio y la suave presencia de la hermana autista; el valor que le imprimen sus colegas y la resignación ante la realidad del amigo herido para siempre… todo suma, aunque al filme le falte algo de cohesión en la narración y, quizá, menos timidez en sus protagonistas. 

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