07 julio 2008

La Antena

Marcela Barbaro


Hace más de diez años, se estrenó el film Picado Fino (1997) de Esteban Sapir, y con él se inició un proceso de renovación dentro de la cinematografía nacional conocida como el Nuevo Cine Argentino.

Su segundo largometraje, La antena (2004-2007) se hizo esperar con justa razón porque es una de las películas más creativas y originales que se haya hecho en nuestro país.
La película es una fábula que narra la historia de una ciudad dominada por un villano llamado El Hombre TV (Alejandro Urdapilleta), que dejó a sus habitantes sin voz. Él es el único que controla los mensajes que se transmiten por televisión y los productos que allí se venden. Con un logo espiralado trata de hipnotizar a los habitantes para que no piensen ni deseen nada más que lo ofrecido y se olviden de su falta de voz. El pueblo se comunica telepáticamente moviendo sus labios.

En contra de éste villano, está su hijo (Valeria Bertucelli) y el dueño de un negocio e inventor (Rafael Ferro) que, al conocer la intenciones de El Hombre TV, tratará de detenerlo con la ayuda de su mujer (Julieta Cardinali), de su hija (Sol Moreno) y del hijo ciego de la única mujer que posee voz (Florencia Raggi) y que se halla secuestrada.

Filmada íntegramente en blanco y negro y ambientada en los años 30 y 40, La Antena no puede clasificarse como un film de época, porque al mismo tiempo tiene una estética futurista. Buenos Aires es una ciudad irreconocible, donde la nevada constante le brinda una atmósfera melancólica.

Sapir como buen cinéfilo, nutrió a su film con claras manifestaciones estéticas del cine mudo: el expresionismo alemán, la luna de Meliés, la Metrópolis de Fritz Lang, la densidad de Murnau, y también del comic y del futurismo de Brazil.

Hay un exhaustivo trabajo con los efectos especiales, la fotografía y el diseño de arte que se ajustan a la puesta en escena. Los subtítulos forman parte de ese ingenio visual, al complementar y jugar con la imagen, porque al ser un film mudo, la expresión se vuelve más creativa al utilizar otros recursos, tan o más ricos que la palabra.

La Antena logra deslumbrar estéticamente y se diferencia del resto, se individualiza. Pero a pesar de ser un minucioso y arduo proyecto, la historia queda en segundo plano. Si bien es clara su visión crítica acerca de: la manipulación de los medios de comunicación sobre la opinión pública, la falta de pluralidad de ideas, la mediocridad televisiva y la ideología dominante en los medios, el film no logra darle mayor énfasis a estas ideas que siguen siendo vigentes ante productos televisivos como Bailando por un sueño y Gran Hermano, entre tantos otros.

Como sucede con la historia, la utilización de símbolos como la esvástica y la estrella judía son parte de la mirada juiciosa de Sapir frente a la censura, el autoritarismo y lo despótico, aunque se vislumbren sin subrayados.

Originalidad y simbolismo, literalidad y crítica. La imaginación y la creatividad se dieron la mano para hacer una película ambiciosa que tuvo fe en sí misma, y se nota.

6 comentarios:

Raúl dijo...

Me debo la visión de "La antena". Tengo que ponerme al día con eso. Gracias por la nota, Marcela!

Liliana dijo...

Sí, y yo... si dudaba, ya Marcela me convenció. Vuelvo cuando la haya visto. Prometido.

Ariel Luque dijo...

Que tal gente! Esteban Sapir es un director que le fascina experimentar con el lenguaje, sus apuestas siempre son arriesgadas e innovadoras. Lo demostró en esa extraña obra llamada Picado Fino. Un director que maneja el lenguaje con total maestría y La Antena es de esas obras que se encuentran muy poco ultimamente en el cine argentino. Un film ambicioso, alegórico, fantástico, un guión fuerte pero la verdadera fortaleza esta en las imágenes y en la estética.

Abrazo!

Ariel Luque.

Dante Bertini dijo...

gracias por la noticia
nunca había oído hablar de él ni de sus films...
el clima de esta parece muy logrado, con ese homenaje a El Eternauta y sus copos de nieve asesinos.
haré un post, si no te molesta.
por aquí no se conoce.
y deberíamos.

Anónimo dijo...

De nada. El hecho de compartir información y compartirla es una ventaja de los blogs.
En lo particular, no me molesta, al contrario.
Saludos,
Marcela.

Dante Bertini dijo...

liliana: tarea cumplida.
Creo que, al menos por las imágenes, se merece difusión.