Jobs clausuró el Sundance Film Festival, donde generó algunas reacciones adversas. El film de Joshua Michael Stern se apoya en el guion de Matt Whiteley y está interpretado por Ashton Kutcher, quien sostuvo haberse sentido intimidado por la estatura creativa del personaje.
“Jobs”, como apellido y como significado, tiene esa doble carga semántica de identificar a uno de los visionarios más revolucionarios de la informática, así como la incontinencia laboral que lo caracterizaba y que lo ha llevado al hall de la fama de la tecnología. Jobs no se conformó solo con eso. Pretendió ser un pionero y un artista. Ese es el plus con que ha conseguido reclutar a sus seguidores, a sus fans más fieles. “Crear” también tiene una doble significación en el universo de Jobs: innovar desde lo técnico y alcanzar la perfección de una obra de arte.
La historia de Jobs se limita a cubrir veinte años en la vida de este personaje que le cambió las virtudes al ordenador personal e innovó la tecnología de tal manera que permitió el fácil acceso a un mundo que parecía infranqueable para cualquier ser humano que no se considerara “nerd”. En 1976, Steve deja la Universidad y no sabe qué hacer de su vida… Un viaje lisérgico junto a sus compañeros, retratado con una cámara que lo va cercando en círculos, será la bisagra que le permitirá pasar a un nivel superior, que se concretará luego de una visita a Xerox en Palo Alto, donde ve la oportunidad de iniciar su propio proyecto de vida. Con la creación de un taller en el garaje de su casa y un equipo humano integrado por sus amigos, iniciará una empresa que aún hoy está a la vanguardia de la informática. Cierra la historia su retorno triunfal a Apple en 1996, luego de haber sido despedido de su propia empresa por el directorio de la compañía. Un flashforward que pronto se olvida da inicio al film, donde vemos reflejado en la pantalla de un ipod el rostro maduro de Jobs durante la presentación del nuevo producto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario