14 febrero 2015

Zanahoria, Enrique Buchicho. Uruguay / Argentina, 2014

Liliana Sáez



Hace apenas unos días, después de casi cuarenta años, uno de los represores de la dictadura que asoló la Argentina a partir de 1976, se decidió a declarar dónde están los cuerpos de algunos “desaparecidos” por aquellos años. Se trata de Ernesto “el Nabo” Barreiro, que quebró el pacto de silencio para sostener cínicamente que en “La Perla”, el centro de detención y tortura del que era responsable, “no murió nadie”. Pero señaló los terrenos donde pueden encontrarse los cuerpos de los asesinados. Se trata de una declaración llena de imprecisiones, que ha llevado a los investigadores a escarbar la tierra inútilmente.
En la película uruguaya de Enrique Buchichio, Zanahoria, se narra la historia de un hombre que perteneció a los servicios secretos y que luego de muchos años, en plena campaña política de 2004, donde es muy probable que la Izquierda gane las elecciones por primera vez, promete la entrega de documentos inéditos de la dictadura uruguaya (1973-1985) con testimonios de tortura y asesinatos por parte de los grupos amparados por el terrorismo de Estado (protegidos por la Ley de Caducidad vigente).
En la Argentina de hoy se vive el último tramo de un gobierno que dirimirá este año su suerte en las urnas. El paralelismo con lo narrado por Buchichio no es casual. Así como los represores entrenados en la Escuela de las Américas tenían un plan sistemático de desaparición de personas, del mismo modo, esa “mano de obra desocupada” que fueron sus esbirros buscan una punta de donde sostenerse para salvarse. Y lo hacen de la misma manera en que aprendieron a actuar: desesperando al interlocutor, dejándolo horas sin dormir, estableciendo en él una torturante espera, en un clima donde el miedo y el terror viven agazapados. Se mueven en las sombras, atemorizan con posibles persecutores, por “gente pesada” que los borraría de la faz de la tierra si se enteraran de su “traición”.


07 enero 2015

Kinephilos cumple nueve años



Un año más para Kinephilos, el blog que me acompañó durante mucho tiempo y hoy replica mis textos publicados en El Espectador Imaginario.

El movimiento representado, el cine: mi pasión...


17 diciembre 2014

Come to my voice / Were Dengê Min. Hüseyin Karabey. Turquía, Francia, Alemania, 2014.

Liliana Sáez

En una aldea kurda, instalada cerca del lago de Van, al sudeste de Turquía, Hüseyin Karabey ubica a los personajes que le darán vida al film premiado con el Ástor de Oro y Premio del Público en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Come to my Voice. Allí vive una comunidad aún sometida por el ejército turco, que realiza incursiones con pretextos falaces para satisfacer cualquier capricho de un superior.
Karabey inicia la película con los habitantes de un pueblo reunido en torno al “dengbej”, un trovador que narra la historia de Berfe, una anciana que junto a su nieta, Jiyan, busca rescatar de la prisión al hombre de la familia, Temo (hijo de Berfe). En una escena cálida, los bardos ciegos presiden la reunión, mientras la comunidad escucha atentamente su historia. La voz del narrador sobrevuela todo el relato, aunque por momentos preste la palabra a los personajes. Una y otra vez, volveremos al recinto donde el trovador cuenta la historia, para no perder de vista que lo que estamos oyendo y viendo ya ha sucedido y debe ser incorporado a la tradición oral de la comarca.
Berfe vive en paz junto a su hijo y su nieta. La niña solo acepta ir a dormir si la abuela le cuenta la historia del zorro que ha perdido la cola. La narración de Berfe se verá fragmentada debido a los acontecimientos que se suceden imprevistamente, funcionando cada fragmento como separador de las distintas secuencias de la historia. Una historia, la del trovador, encierra otra historia, la que la abuela le cuenta a la nieta. Esa es la estructura narrativa que elige Karabey para acercarnos a su relato.


16 diciembre 2014

No todo es vigilia, Hermes Paralluelo. España, Colombia, 2014.

Liliana Sáez



Cuando en Bafici 2011 vimos la ópera prima  de Hermes Paralluelo,Yatasto, consideramos que se trataba de una mirada demasiado estilizada de la miseria que corroe los suburbios de las ciudades importantes. En cambio, en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el joven director catalán presentó una obra más personal, que retrata la rutina de dos ancianos (sus abuelos), en una película que roza los límites entre la ficción y el documental. El título delata la intención del filme:No todo es vigilia cuenta, estructurada en tres actos, la historia de Felisa y Antonio.
Los primeros planos nos ubican en los pasillos de un hospital, donde Antonio, acostado sobre una camilla, aguarda su traslado para un estudio médico. Frente al ascensor,  parece un náufrago en espera de su salvación. La imposibilidad de ver qué lo rodea, el sonido recurrente del ascensor que se detiene en un piso y sigue su trayecto, el silencio que se instala para hacer las horas más largas… todo esto nos inspira un desasosiego que es compartido por Felisa, quien se desplaza con la ayuda de un andador, a través de las diversas y confusas rampas que cruzan los pasillos, para seguir a Antonio, que se aleja presuroso, trasladado por el enfermero. Paralluelo logra sumergirnos en un estado de ansiedad y angustia que puede equiparar el que vive el propio Antonio y su esposa.


14 diciembre 2014

Alive / Sanda. Park Jungbum. Corea del Sur, 2014.

Liliana Sáez



Park Jungbum presentó su ópera prima Alive en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y se llevó de allí el Ástor al Mejor Actor. Director, guionista, productor y actor, este hombre orquesta trajo de Corea del Sur una larga historia cargada de sueños y frustraciones.
En las dos horas y media que dura el filme se condensan todos los fantasmas que aterran al ser humano: aquellos que tienen que ver la estabilidad en el trabajo, el amor, la familia, el hogar, el honor…  Jung-chul es un obrero que queda sin trabajo. Su casa ha sido destruida por una catástrofe natural y sus esfuerzos sobrehumanos para sostener en pie su casa lo deja exhausto al final del día.
El joven cuida de su hermana, Soo-yun, una suicida compulsiva que cuando está bien sueña con ser actriz en Filipinas, y a su sobrina Ha-na, una niña que desea ser pianista. En el trabajo protege a su compañero y amigo, un ser pacífico y honrado que parece vivir en otra época, donde esos valores permitían sobrevivir sin contratiempos. Y tiene una novia que lo menosprecia y que trabaja en una empresa de autobuses, entreteniendo a los pasajeros, lo cual pone muy celoso a Jung-chul.
Cuando queda sin trabajo, toda esa maraña de relaciones tan frágil tambalea. Así que se emplea en una fábrica sojera y sobrevive brutalmente defendiendo su trabajo e ideando cómo ganar más dinero para poder hacer felices a sus seres queridos, así sea a costa de la desgracia de los demás.


10 diciembre 2014

Cavalo Dinheiro, Pedro Costa, Portugal, 2014

Liliana Sáez



Película oscura con un tema que es casi una obsesión del director portugués, desde Juventud en marcha (1959). Nuevamente nos presenta a Ventura, el inmigrante de Cabo Verde que malvive en el barrio de Fontaínhas. Los pasillos de un hospital abandonado, el ascensor donde se encuentra con el mismo soldado de plomo que le prodiga confesiones, como si fuera la voz de la conciencia, y una mujer que evoca momentos de un pasado tormentoso que no quiere recordar, son algunos de los fantasmas que lo acosan en esta etapa de su vida, donde los susurros se convierten en confesiones y el aire que respira, en un profundo pesar.

La chambre bleue, Mathieu Amalric, Francia, 2014

Liliana Sáez



Una pequeña obra de cámara que narra con firmeza y sensibilidad una novela de Georges Simenon. El reto que tuvo Amalric fue filmar en apenas cuatro semanas una historia de amor y pasión, de desamor y frustración, de vida y muerte. Narrada a través de flashbacks, el relato va evolucionando a partir de la investigación de un asesinato y la evolución del juicio a que es sometida la pareja adúltera. Una mujer y un hombre con sus respectivos matrimonios, que buscan entrelazar sus cuerpos en el cuarto azul de un hotel. Sensible cámara que busca retratar en esos cuerpos desnudos el amor y entre las paredes de una casa moderna, el desamor. Final abierto que nos deja pensando en un posible desenlace que el guion nos retacea.

09 diciembre 2014

Ventos de Agosto, Gabriel Mascaro, Brasil, 2014

Liliana Sáez



Ventos de Agosto, una postal de Pernambuco rural, donde los cuerpos se mezclan con la naturaleza, porque de ella viven y a ella se deben. Una pareja de jóvenes gozan del sol y del mar sin rubor, son los protagonistas en una zona azotada por fuertes vientos que soplan en el mes de agosto. Hay en el pueblo un gran estado de abandono. Algunas cosas persisten, como la actividad de los cosechadores de cocos y la de los pescadores. La chica ha sido enviada allí para cuidar a su abuela anciana y, tenemos la sensación de que con ello ha sido clausurado su futuro. El joven es pescador. Cada uno puede acompañar al otro en su trabajo y al finalizar pueden hacer el amor sobre la carga de cocos o en la pequeña barca con que salen al mar. Son seres primitivos, casi virginales, especie de Adán y Eva en un Paraíso perdido. El viento del título aparece como el responsable del estado calamitoso de las casas, del nivel del mar que arrasa hasta con el cementerio, de un pueblo fantasma donde solo permanece el ladrón en el calabozo, y es así porque está encerrado y no puede escapar. Estamos ante una especie de Pueblo Blanco, como el que cantaba Serrat, donde el futuro se ha ido con los últimos emigrantes. Es un retrato de una zona del Brasil más profundo, una historia sin final, una estancia en un lugar perdido, una postal arrugada cuyos pliegues no puede disimular ni siquiera el barroquismo de su selva.

08 diciembre 2014

La vida de alguien, Ezequiel Acuña, Argentina, 2014

Liliana Sáez



Una película sobre la banda uruguaya La Foca. La historia intenta contar el nacimiento del grupo, con las licencias que permite la ficción. Si bien la narración se plantea a través de flashbacks y con la ayuda de los 23 tracks de la banda uruguaya, necesita de dos escenas donde el cantante es entrevistado, para explicar lo que no nos dan las imágenes. Es la historia de un grupo de amigos de la infancia que arman una banda. Luego de una discusión, uno de ellos desaparece, dejando al grupo musical en una especie de freezer, donde han permanecido por varios años. De pronto despiertan para resucitar la banda y reencontrarse entre ellos y con su música. Pero siempre hay una chica que echa las cosas a perder y una incógnita que se devela de manera apurada hacia el final del film, en una situación por demás forzada, lo que le quita la contundencia al relato tan trabajosamente delineado desde las imágenes y el montaje.

07 diciembre 2014

El Perro Molina, José Celestino Campusano, Argentina, 2014

Liliana Sáez



Con la misma impronta que caracteriza su filmografía, ofrece un ejemplar de cine bizarro, con actores no profesionales y una historia que se ambienta en los barrios marginales del suburbano bonaerense. Campusano ubica a sus personajes al borde de la cornisa, donde la salvación y la perdición están a la espera de su caída: policías corruptos, psicópatas sin ninguna moral, prostitutas, “cafishos” sentimentales… Y el Perro Molina, un asesino a sueldo que posee códigos y se desplaza por el basural, la chacra, el prostíbulo y la comisaría. Campusano ha denominado a su productora Cinebruto, y no puede ser más gráfico para definir las historias que recrea su cine. La realización peca de naif, pero no puede decirse que no sea auténtica. Sus personajes y los hechos narrados suelen surgir de la realidad. Dice Campusano, en relación al trabajo de preproducción: “Para nosotros es fundamental capitalizar los modos verdaderos del habla y del lenguaje corporal de las personas. (…) Muchas veces, el guion contamina. Preferimos partir de un número muy pequeño de escenas basadas en hechos reales, que al ser rodadas, inspiran a las siguientes”. Jamás habla de sí mismo, sino de un conjunto de personas, el equipo que realiza el film: “Evitamos la comodidad del guion, la composición en soledad”.